SOBRE LA DEVOCIÓN DE LA VIRGEN DEL ROSARIO DEL POZO
A toda la Comunidad Diocesana:
Reciban un fraterno saludo en el nombre de Jesucristo, revelador del Padre Dios.
La Misión Nuestra Señora del Pozo es una asociación privada que organiza y promueve la devoción a la Virgen del Rosario del Pozo. La Misión tiene su origen en la supuesta manifestación de la Virgen en Sabana Grande, Puerto Rico, del 23 de abril al 25 de mayo de 1953 a tres niños, Juan Ángel Collado, y las hermanas Isidra y Ramonita Belén. Está presente en algunos países como España, Argentina, Costa Rica, República Dominicana, Colombia, Ecuador y México, manteniendo muchas discusiones sobre su legítima presencia en la pastoral de las diócesis, y contando con un historial de investigaciones: por el entonces obispo de la diócesis puertorriqueña de Mayagüez, Mons. ULISES CASIANO VARGAS, por parte de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña (17 de marzo de 1997), e incluso por parte de la Congregación para Doctrina de la Fe (19 de septiembre de 2002), y a través de la Delegación Apostólica en Puerto Rico (3 de octubre de 1995), entre otros documentos.
En general podemos advertir que la Iglesia ha emitido un juicio respecto de las apariciones de la Virgen del Rosario del Pozo en Puerto Rico, de las que considera que: “Non constare de supernaturalitate apparitionum” (“no consta la sobrenaturalidad de las apariciones”). Esto implica que, después de la investigación realizada, la Iglesia no cuenta elementos para afirmar la veracidad de las apariciones.
Es de tener presente que una aparición es considerada como absolutamente falsa si se halla en oposición evidente con las verdades de la fe, si ofende a la moral o a la disciplina de la Iglesia, o si va contra el buen sentido cristiano.
Ahora, para la Arquidiócesis de Guadalajara, como consecuencia de las investigaciones realizadas, el carácter con el que se ha pronunciado la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe y la Conferencia Episcopal de Puerto Rico, confirmo con el presente Comunicado, que el JUICIO EXPRESADO POR LA AUTORIDAD ECLESIÁSTICA COMPETENTE ESTÁ BIEN FUNDADO pues la competencia de regular y tutelar la devoción mariana en el sitio de las presuntas apariciones de Sabana Grande, corresponde al Ordinario de Mayagüez, por lo que pido a sacerdotes y laicos A CESAR TODO TIPO DE PROPAGANDA en torno a “Nuestra Señora del Pozo”, exhortando a todos a expresar su devoción a la Santísima Virgen en las formas reconocidas y recomendadas por la Iglesia.
La religiosidad auténtica nace de un corazón sincero, fiel y obediente. Así como la verdadera devoción mariana no puede realizarse en oposición de la Iglesia, sino dentro de ella, la cual tiene como Madre y Modelo a la Santísima Virgen María. Es mi firme deseo conseguir el restablecimiento y comunión en la Iglesia de quienes son devotos de la Virgen del Pozo de Sabana Grande, Puerto Rico, evitando querellas públicas y proponer alternativas pastorales que promuevan la auténtica devoción mariana.
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Pido a los Señores Párrocos, Capellanes, Rectores de Templos, Superiores de Comunidades Religiosas, Coordinadores de Grupos y Movimientos Laicales, conservar la pureza de la fe y las buenas costumbres, sobre todo en lo que respecta a la “Misión Nuestra Señora del Pozo”, que no goza de aprobación de la Santa Sede ni de los Obispos; y se ofrezca a todos los fieles, devotos de María Santísima, insertarse en la pastoral diocesana, en íntima unión con el Obispo y con los sacerdotes de sus comunidades. Recordemos que obedecer esta decisión no debe desconcertar en nada nuestra vida cristiana porque un verdadero devoto de María acepta con humilde disposición aquello que purifica y esclarece nuestra fe porque así se expresa la unidad y fidelidad a la Iglesia de Jesucristo.
Guadalajara, Jal., a 9 de febrero de 2018.
+JOSÉ FRANCISCO CARD. ROBLES ORTEGA
Arzobispo de Guadalajara
PBRO. DR. JAVIER MAGDALENO CUEVA
Secretario Canciller
Prot. A302/2018
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Vemos, no sin pena, cómo a lo largo de los siglos no han faltado ovejas que, rebeldes a la voz de su pastor, se obstinan en apartarse del rebaño y gustan descender a cañadas oscuras, beber aguas estancadas y alimentarse de plantas que las enferman, cuando arriba hay frescos pastos y aguas cristalinas y sobre todo, la cercana presencia del pastor, que está dispuesto a dar su vida por el rebaño. El error no está en caer en la tentación –pues todos estamos inclinados a la debilidad–, sino en obstinarse en permanecer en el error.
Un verdadero devoto mariano agradece esta orientación pastoral porque entiende que donde no hay criterios que se ciñan de manera total al Evangelio, el Magisterio y la Tradición, hay error y grave peligro de desviaciones, a las que se puede llegar, aun los que con buena voluntad se acercan a ellas.
La devoción es uno de los actos internos de la virtud de la religión. Es la disponibilidad y entrega. La prontitud en la entrega es la esencia de la verdadera devoción, que no siempre comporta un sentimiento sensible.
Las devociones se han de manifestar en una mayor caridad, en un aumento de la alegría, en realizar con mayor perfección el trabajo profesional.
La verdadera devoción aprobada por la iglesia y en comunión con ella es inspirada por el Espíritu Santo y tienden a aumentar el amor de Dios.
La devoción filial a María, madre de Dios y madre nuestra, es parte integrante de la vocación cristiana. En todo momento, como por instinto, hemos de recurrir a ella, que consuela nuestro temor, excita nuestra fe, fortalece nuestra esperanza, disipa nuestros temores y anima nuestra pusilanimidad. San Bernanrdo, Hom. En la Natividad de la B. Virgen María, 7.
No es devoción aquella ternura de corazón o consolación que sienten algunas veces los que oran, sino esta prontitud y aliento para el bien obrar, San Pedro de Alcántara, Tratado de la Oración y Meditación 2,1.
Les comunico que se sigue promoviendo en nuestra Arquidiócesis, la devoción a la Virgen del Rosario del Pozo, de Sabana Grande, Puerto Rico; por ello, he querido actualizar la información sobre dicha asociación. Basado en los documentos de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe del 19 de septiembre de 2002 y del 19 de enero de 2007, y de la Conferencia Episcopal de Puerto Rico, puedo afirmar con absoluta certeza que se trata de una organización que no tiene aprobación eclesial y que también se ha desaprobado la conducta de sus dirigentes.
Conviene recordar que debemos estar muy atentos a las devociones que se alimentan de pretendidas revelaciones y que no han sido reconocidas por la Iglesia. Estas devociones que exaltan la fidelidad a sus dirigentes, a pretendidos videntes o a centros de organización en rebeldía contra la autoridad de la Iglesia y a su Magisterio, dañan la unidad tan deseada por el Señor, expresada en la Última Cena en aquella sentida petición “Padre, que todos sean uno, como tu Padre en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17,21).
En conformidad con lo anteriormente dicho, los Sacerdotes han de instruir a los fieles de su comunidad y disuadirlos de pertenecer a esta asociación o de participar en cualquier actividad organizada por sus miembros. Así mismo, tengan en cuenta el contenido de la Circular del 20 de mayo de 1998, donde se exhortaba a los Señores Párrocos y Rectores de Templos a “velar fielmente por conservar la pureza de la fe y de las buenas costumbres, evitando que asociaciones ilegítimas, como la de la Virgen del Pozo, que no cuentan con aprobación de la Santa Sede ni de los Obispos, se infiltren en sus respectivas comunidades y ofreciendo a todos los fieles insertarse en los movimientos y asociaciones legítimamente establecidos en la Arquidiócesis, en comunión con el Obispo y con el Pastor de la Comunidad” (28/98).
Pido a los Sacerdotes, Diocesanos y Religiosos, que pongan especial cuidado en el caso de devociones que no son comunes entre nosotros, y les recuerdo que cualquier devoción, asociación o movimiento necesita la autorización y el reconocimiento explícito del Obispo Diocesano para poder realizar proselitismo y organizar actividades devocionales o pastorales.
Exhorto a todos los Sacerdotes que fortalezcan y propaguen el verdadero culto y la verdadera devoción a la Santísima virgen María por la que somos conducidos a Jesucristo, su Hijo, nuestro Señor y por medio de Él al Padre, en el Espíritu Santo, y así podamos imitar las virtudes de la humilde “Esclava del Señor”.
Ruego al Señor, a través de la Virgen María, siempre fiel a su Hijo, hasta la cruz, que nos conceda a todos, Sacerdotes y Fieles, permanecer firmes en la fe que hemos recibido, y seamos entusiastas discípulos misioneros, en la Misión Continental en la que estamos empeñados.