El Reino de Dios, inaugurado por, y en la persona de Jesucristo el Señor, se va fraguando y concretizando históricamente en el mundo a través de la Iglesia, peregrina en el espacio y en el tiempo, hasta la casa del Padre.
Y porque Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1), también en nuestras tierras mexicanas resonó la Buena Nueva del Reino, desde que los misioneros españoles llegaron, en aquel, ahora lejano, siglo XV.
Pronto se pregonó el Evangelio en nuestras tierras y encontró respuesta en la fe de nuestros antepasados. Surgió en ellas la Iglesia de Cristo y, desde entonces, -como en todas partes-, “va peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios” (2).
En este año del Señor, 1998, año dedicado al Espíritu Santo, -Señor y Dador de vida-, la Iglesia Arquidiocesana de Guadalajara se alegra al celebrar el amor y fidelidad del Señor, manifestados durante estos 450 años de caminar en la fe, desde el día en que fue constituida como diócesis, el 13 de Julio de 1548.
Su Santidad, Juan Pablo II, afirma: “En la preparación del Año 2000 juegan un papel propio las Iglesias particulares, que con sus jubileos celebran etapas significativas de la historia de la salvación de los diversos pueblos… Las múltiples celebraciones de estas Iglesias y de las Comunidades que en ellas reconocen el origen de su apostolicidad, evocan el camino de Cristo en los siglos y contribuyen también al gran Jubileo del final del segundo milenio”. (3)
El Comité para el Jubileo de los 450 Años, a través de la Sección Diocesana de Educación y Cultura, ofrece, en esta fecha significativa, la presente Historia de la Arquidiócesis de Guadalajara como valioso subsidio que nos ayude a todos, pastores y pueblo de Dios, a celebrar las maravillas que el Señor, Pastor Eterno, ha realizado en su pueblo.
Creemos que habrá de ser un instrumento de mucha utilidad para un primer acercamiento a nuestra historia arquidiocesana, a fin de que, “la memoria del pasado nos impulse a trabajar con renovado ardor misionero, hacia el tercer milenio de la Encarnación redentora de Jesucristo” (4). Invitamos a todos a leerlo, estudiarlo y difundirlo.
El Comité, y la Sección Diocesana de Educación y Cultura agradecen sinceramente al Pbro. Lic. Armando González Escoto, el texto de este estudio histórico, que sabemos, habrá de ser de mucho provecho para el pueblo de dios que peregrina en esta Arquidiócesis de Guadalajara.
Pbro. José Abel Castillo Castillo
Sección Diocesana de Educación y Cultura