ECLESIOLOGÍA E HISTORIA
1. El ser de la Iglesia
La reflexión cristiana sobre el ministerio de la Iglesia, cuerpo místico de Cristo, nos enseña que la única Iglesia, santa, católica y apostólica, se expresa a través de la diócesis; una diócesis es así, un organismo vivo presidido por Jesucristo en la persona del Obispo; familia de Dios, comunión de comunidades, que en un espacio concreto se esfuerza por vivir su fe y comunicarla a los demás, edificando la Iglesia de Cristo, para que pueda seguir anunciando los valores del Reino de Dios.
2. La historicidad de la Iglesia
En cuanto que la Iglesia es el cuerpo de Cristo, y tiene la función de hacer presente al Salvador a lo largo del tiempo, la Iglesia es eminentemente histórica: ha nacido de la palabra y la acción de Jesucristo en el tiempo y en el mundo, y a lo largo de los siglos se ha ido manifestando por todas las regiones de la tierra, en continuidad con la iniciativa de Jesús el Señor. En efecto, la predicación de los apóstoles dio origen a las primeras diócesis, formadas por aquellas personas que aceptaron a Cristo como su Salvador, y por lo mismo las llevó a unirse en pequeñas comunidades esparcidas por todas partes.
3. La Diócesis
Por ese mismo camino, nació nuestra Iglesia diocesana de Guadalajara, en un tiempo y un lugar concretos, fruto de la predicación evangelizadora de los misioneros llegados a América en el siglo XVI. Diócesis, y por lo tanto, cuerpo de Cristo, organismo vivo, que a lo largo de estos 450 años ha labrado su propia identidad, ha generado una experiencia histórica, una personalidad que la define y la distingue en el conjunto de las diversas diócesis esparcidas por el mundo.
4. El patrimonio histórico
De esta experiencia secular, sus fieles se benefician. Del testimonio cristiano de sus antepasados, obtienen estímulo para afrontar el presente; en su fuerte identidad encuentran arraigo frente a un mundo inseguro y cambiante; de la constancia de la Diócesis en el seguimiento de Cristo aprenden fidelidad y lealtad ante el fenómeno disolvente del sectarismo y la secularización.
5. La memoria histórica
Pero esto beneficios, fruto del patrimonio de la Iglesia universal y de la diócesis en particular, se pierden y diluyen en la medida que la memoria histórica de la Iglesia local se altera, se deforma o se extingue; de ahí la enorme y vital importancia para toda sociedad o persona, de conservar o recuperar, si es el caso, su memoria histórica; ya que siempre el hombre actúa de acuerdo a lo que cree ser y el ser de un hombre o grupo no se cambia ni se improvisa: se labra a través del tiempo.
Del patrimonio histórico de nuestra Diócesis queremos presentar ahora, algunos hechos significativos que pueden iluminar nuestra realidad actual y nos ayuden a reavivar nuestra pertenencia histórica a esta Iglesia particular de Guadalajara.