24 miércoles
Verde / Blanco / Azul
Feria
o NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED
Misas de la Virgen María,
N° 43 p. 194 / Lecc. II p. 823
Entre las familias religiosas dedicadas con vínculo especial a la
Madre de Cristo, se cuenta la Orden de Nuestra Señora, la Virgen
María de la Merced, que fundó san Pedro Nolasco (+1256) para
la redención de los cautivos cristianos, el año 1218, en Barcelona,
después de haber consultado a san Raimundo de Peñafort (+1275)
y a Jaime I (+1276), rey de Aragón. La santísima Virgen es
venerada con el título «de la Merced» sobre todo en los territorios
de Aragón y Cataluña y en muchos lugares de la América Latina.
Los textos de esta misa se han tomado del Proprium missarum
Ordinis beatae Mariae Virginis de Mercede, Curia General de
la Orden, Roma 1976, pp. 26-28. 50.
ANTÍFONA DE ENTRADA Lc 1, 46a. 54-55a
Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque auxilia a
Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había
prometido a nuestros padres.
ORACIÓN COLECTA
Padre misericordioso, que enviaste al mundo a tu Hijo
Jesucristo, Redentor de los hombres, con la maternal cooperación
de la Virgen María, concede a cuantos la invocamos con el título de
la Merced, mantenernos en la verdadera libertad de hijos que Cristo
Señor nos mereció con su sacrificio, y ofrecerla incansablemente
a todos los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud.]
Del libro de Esdras 9, 5-9
Yo, Esdras, al llegar la hora de la ofrenda de la tarde, salí de
mi abatimiento y con la túnica y el manto rasgados, me postré de
rodillas, levanté las manos al Señor, mi Dios, y le dije:
“Dios mío, de pura vergüenza no me atrevo a levantar el
rostro hacia ti, porque nuestros pecados se han multiplicado hasta
cubrirnos por completo y nuestros delitos son tan grandes, que
llegan hasta el cielo. Desde el tiempo de nuestros padres hasta el
día de hoy, hemos pecado gravemente y por nuestros pecados nos
has entregado a nosotros, a nuestros reyes y a nuestros sacerdotes
en manos de reyes extranjeros, para que nos maten, nos destierren,
nos saqueen y nos insulten, como sucede al presente.
Pero ahora, Señor, Dios nuestro, te has compadecido de
nosotros un momento y nos has dejado algunos sobrevivientes,
que se han refugiado en tu lugar santo; tú, Dios nuestro, has
iluminado nuestros ojos y nos has reanimado un poco en medio
de nuestra esclavitud. Porque éramos esclavos, pero tú no nos
abandonaste en nuestra esclavitud, sino que nos granjeaste el
favor de los reyes de Persia, para que nos perdonaran la vida y
pudiéramos levantar tu templo y restaurar sus ruinas y tuviéramos,
así, un refugio en Judá y en Jerusalén”. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL Tob 13
R. Bendito sea el Señor para siempre.
Él castiga y tiene compasión, hunde hasta el abismo y saca de
él y no hay quien escape de su mano. R.
Él los dispersó a ustedes entre los paganos, que no lo conocen,
para que les dieran a conocer sus maravillas y para que los hicieran
comprender que él es el único Dios todopoderoso. R.
Miren lo que ha hecho por nosotros, denle gracias de todo
corazón y con sus obras bendigan al rey eterno. R.
Yo le doy gracias en el país de mi destierro, pues anunció su
grandeza a un pueblo pecador. Conviértanse, pecadores, obren
rectamente en su presencia y esperen que tenga compasión de
ustedes. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mc 1, 15
R. Aleluya, aleluya.
El Reino de Dios está cerca, dice el Señor; arrepiéntanse y
crean en el Evangelio. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Los envió a predicar el Reino de Dios y a curar a los enfermos.]
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 1-6
En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y
autoridad para expulsar toda clase de demonios y para curar
enfermedades. Luego los envió a predicar el Reino de Dios y a
curar a los enfermos.
Y les dijo: “No lleven nada para el camino: ni bastón, ni morral,
ni comida, ni dinero, ni dos túnicas. Quédense en la casa donde
se alojen, hasta que se vayan de aquel sitio. Y si en algún pueblo
no los reciben, salgan de ahí y sacúdanse el polvo de los pies en
señal de acusación”.
Ellos se pusieron en camino y fueron de pueblo en pueblo,
predicando el Evangelio y curando en todas partes. Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN: Jesús envía a los «Doce» a una misión,
y los envía pobres e inermes. O más bien, los envía
ricos y bien pertrechados. Esto es: equipados con
el poder y con la fuerza de la misma Buena Nueva
que han de anunciar. A la Iglesia de todos los siglos
ha de bastarle, por tanto, el vigor que le viene de su
Señor. Otros “apoyos” se convertirían, finalmente,
en cadenas. La urgencia de esta «misión» continúa
también en nuestros tiempos y en nuestras muy
complejas circunstancias. La Iglesia debe ser “libre”,
totalmente dedicada al anuncio del Reino de Dios y
a la salvación del género humano.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, las ofrendas de tu pueblo, que celebra la obra
de la inmensa caridad de Cristo, y confírmanos en el amor a ti
y al prójimo, con el ejemplo de la gloriosa Virgen María. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 2, 5
La madre de Jesús dijo a los sirvientes: «Hagan lo que él
les diga».
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Recibido el sacramento de la redención y de la vida, te pedimos,
Señor, por intercesión de la Virgen María de la Merced, nuestra
Madre amantísima y celestial Patrona, que nos concedas cooperar
más intensamente al misterio de la salvación de los hombres, y ser
admitidos en la gloria de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.