24 miércoles
Blanco / Rojo
FERIA DE PASCUA
o SAN FIDEL DE SIGMARINGA, Presbítero y Mártir
MR pp. 699 y 888 [718 y 927] / Lecc. I p. 906
Fue abogado y entró en la Orden de los capuchinos, en Friburgo
de Brisgovia. Era un religioso lleno de amor al prójimo y un
notable predicador popular, por lo cual fue designado por la
Congregación de la Propagación de la Fe para predicar una
misión entre los protestantes de Suiza. Al poco tiempo fue
asesinado (1578-1622).
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. 4 Esd 2, 35
Una luz eterna, Señor, brillará para tus santos y vivirán para
siempre. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que te dignaste coronar con la palma del
martirio a san Fidel de Sigmaringa, inflamado en tu amor para
propagar la fe, concédenos, por su intercesión, que, arraigados
en la caridad y unidos a él, merezcamos experimentar el poder
de la resurrección de Cristo. El, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Resérvenme a Saulo y a Bernabé.]
Del libro de los Hechos de los Apóstoles 12, 24–13, 5a
En aquel tiempo, la palabra del Señor cundía y se propagaba.
Cumplida su misión en Jerusalén, Saulo y Bernabé regresaron a
Antioquía, llevando consigo a Juan Marcos.
Había en la comunidad cristiana de Antioquía algunos
profetas y maestros, como Bernabé, Simón (apodado el
“Negro”), Lucio el de Cirene, Manahén (que se crió junto con
el tetrarca Herodes) y Saulo. Un día estaban ellos ayunando y
dando culto al Señor, y el Espíritu Santo les dijo: “Resérvenme
a Saulo y a Bernabé para la misión que les tengo destinada”.
Todos volvieron a ayunar y a orar; después les impusieron las
manos y los despidieron.
Así, enviados por el Espíritu Santo, Saulo y Bernabé fueron
a Seleucia y zarparon para Chipre. Al llegar a Salamina,
anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 66, 2-3. 5. 6-8
R. Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.
Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos
a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra
salvadora. R.
Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo
con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la
tierra a las naciones. R.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos
te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda
honor el mundo entero. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 8, 12
R. Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá
la luz de la vida. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Yo he venido al mundo como luz.]
Del santo Evangelio según san Juan 12, 44-50
En aquel tiempo, exclamó Jesús con fuerte voz: “El que
cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado;
el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo he venido
al mundo como luz, para que todo el que crea en mí no siga en
tinieblas.
Si alguno oye mis palabras y no las pone en práctica, yo no
lo voy a condenar; porque no he venido al mundo para condenar
al mundo, sino para salvarlo.
El que me rechaza y no acepta mis palabras, tiene ya quien
lo condene: las palabras que yo he hablado lo condenarán en el
último día. Porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que mi
Padre, que me envió, me ha mandado lo que tengo que decir y
hablar. Y yo sé que su mandamiento es vida eterna. Así, pues,
lo que hablo, lo digo como el Padre me lo ha dicho”. Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN: El pasaje pertenece al final de la
primera mitad del Evangelio de san Juan o “libro de
los signos”, que concluye constatando la absoluta
incredulidad de los judíos. Este porfiado repudio ya
nos había sido descrito en su muy elaborado prólogo
(Cfr. Jn 1, 11-12), del que se retoman aquí dos temas
que están en mutua relación: la «luz» y la «palabra».
Creer en Cristo es más que una declaración externa
e incluso más que una simple disposición interna.
Es una adhesión incondicional a su persona y una
entrega total a su causa, fruto de un encuentro
personal con Él.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, el sacrificio de reconciliación y alabanza
que ofrecemos a tu majestad en la conmemoración del santo
mártir Fidel, para que nos lleve a obtener el perdón y nos haga
permanecer en continua acción de gracias. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 12, 24-25
Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda
infecundo; pero, si muere, da fruto abundante. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al celebrar con alegría esta festividad y habiendo recibido
tus dones celestiales, te pedimos, Señor, que concedas, a quienes
en este divino banquete proclamamos la muerte de tu Hijo, que
podamos participar, con los santos mártires, de su resurrección
y de su gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.