15 lunes
Blanco
Memoria,
NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES
MR p. 792 [822] / Lecc. III p. 125
La santísima Virgen María estuvo íntimamente unida a la pasión
de su Hijo. Por eso está asociada de un modo particular a la gloria
de su resurrección. La compasión de María, que celebramos en
esta fiesta, nos recuerda que al pie de la cruz la maternidad de
María se extendió a todo el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia,
es decir, a todos nosotros.
ANTÍFONA DE ENTRADA Lc 2, 34-35
El anciano Simeón dijo a María: Este niño ha sido puesto
para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que
provocará contradicción; y a ti, una espada te atravesará el alma.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que quisiste que junto a tu Hijo en la cruz
estuviera de pie su Madre, compartiendo su dolor, concede a
tu Iglesia que, asociada con ella a la pasión de Cristo, merezca
participar de su gloriosa resurrección. Él, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos
de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Aprendió a obedecer y se convirtió en la causa de nuestra
salvación eterna.]
De la carta a los hebreos 5, 7-9
Hermanos: Durante su vida mortal, Cristo ofreció oraciones y
súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo
de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el
Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección,
se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que
lo obedecen. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 30
R. Señor, por tu amor tan grande ponme a salvo.
A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado;
Señor, tú que eres justo, ponme a salvo. Escucha mi oración. R.
Ven a rescatarme sin retardo, sé tú mi fortaleza y mi refugio.
Pues eres mi refugio y fortaleza, por tu nombre, Señor, guía mis
pasos. R.
Sácame de la red que me han tendido, pues eres tú mi amparo.
En tus manos encomiendo mi espíritu y tu lealtad me librará,
Dios mío. R.
Pero yo en ti confío; “tú eres mi Dios”, Señor, siempre te digo;
mi suerte está en tus manos, líbrame del poder de mi enemigo
que viene tras mis pasos. R.
Qué grande es la bondad que has reservado, Señor, para tus
fieles. Con quien se acoge a ti, Señor, y a la vista de todos, ¡qué
bueno eres! R.
SECUENCIA: Esta secuencia es opcional tanto en
su forma larga como en su forma breve, desde * ¡Oh
dulce fuente de amor!
La Madre piadosa estaba
junto a la cruz, y lloraba
mientras el Hijo pendía;
cuya alma triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh cuan triste y afligida
estaba la Madre herida,
de tantos tormentos llena,
cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena!
¿Y cuál hombre no llorara
si a la Madre contemplara
de Cristo en tanto dolor?
¿Y quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.
* ¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.
Y, porque a amarlo me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo;
porque acompañar deseo
en la cruz, donde lo veo,
tu corazón compasivo.
¡Virgen de vírgenes santas!,
llore ya con ansias tantas
que el llanto dulce me sea;
porque su pasión y muerte
tenga en mi alma de suerte
que siempre sus penas vea.
Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio;
porque me inflame y encienda
y contigo me defienda
en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance, vida y alma estén;
porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R. Aleluya, aleluya.
Dichosa la Virgen María, que sin morir, mereció la palma del
martirio junto a la cruz del Señor. R. Aleluya.
EVANGELIO
[¿Y cuál hombre no llorara / si a la Madre contemplara / de
Cristo en tanto dolor?]
Del santo Evangelio según san Juan 19, 25-27
En aquel tiempo, estaban junto a la cruz de Jesús, su
madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y
María Magdalena.
Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería,
Jesús dijo a su madre: “Mujer, ahí está tu hijo”. Luego dijo al
discípulo: “Ahí está tu madre”. Y desde entonces el discípulo se
la llevó a vivir con él. Palabra del Señor.
O bien:
EVANGELIO
[Y a ti, una espada te atravesará el alma.]
Del santo Evangelio según san Lucas 2, 33-35
En aquel tiempo, el padre y la madre del niño estaban
admirados de las palabras que les decía Simeón. Él los
bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este niño
ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel,
como signo que provocará contradicción, para que queden al
descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una
espada te atravesará el alma”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: • La devoción a la Virgen Dolorosa,
como sucede frecuentemente, fue primero una devoción
popular antes que litúrgica. Sus orígenes se remontan
al siglo XII y fue muy difundida sucesivamente por los
cistercienses, por los franciscanos, por los servitas y
por los pasionistas. Fue el Papa Pío VII quien –como
recuerdo de los sufrimientos infligidos por Napoleón a
la Iglesia en la persona de su cabeza– la introdujo en el
Calendario Romano en 1814 y fue San Pío X quien en
1913 la fijó definitivamente el 15 de septiembre. María
viene así asociada al dolor de su Hijo y nosotros nos
asociamos al dolor de María y a la muerte redentora
de Jesús… • El anciano Simeón hace un atinado
pronóstico de lo que será el destino de este Niño
admirable. Y María junto a la cruz personificará lo que
significa el dolor humano llevado hasta el extremo. La
coparticipación dolorosa de la Madre del Salvador en
su obra de salvación (Cfr. Lc 2, 33-35), es testimoniada
en esta hora decisiva por San Juan, que la recibió
como su Madre (Cfr. Jn 19, 25-27). El arte cristiano ha
reflejado magníficamente estas escenas en la múltiple
representación de la “Piedad”, como íntimo martirio
de la Madre del Crucificado.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Dios misericordioso, las súplicas y ofrendas que
te presentamos para alabanza de tu nombre, al venerar a la
santísima Virgen María, a quien, bondadoso, nos entregaste como
piadosísima Madre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1 Pe 4, 13
Alégrense de compartir ahora los padecimientos de Cristo,
para que cuando se manifieste su gloria, el júbilo de ustedes sea
desbordante.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con el sacramento de la redención eterna, te
pedimos, Señor, que, al conmemorar el dolor de la santísima
Virgen María, completemos, a favor de la Iglesia, lo que falta en
nosotros a los padecimientos de Cristo. Él, que vive y reina por
los siglos de los siglos.
ACTIVIDAD DIOCESANA
203 Aniversario del Generalato
de la Virgen de Zapopan
Jubileo Circular: Lunes 15, Martes 16 y Miércoles 17
Santo Domingo de Guzmán, San Miguel del Espíritu
Santo, San Lucas Evangelista, Santiago Apóstol
(Arcos de Zapopan), Santo Niño de Atocha (Virgen
de Atocha), Sagrado Corazón de Jesús Eucaristía, El
Rosario (Nayarit), Las Cruces (Ixtlahuacán), Santuario
Guadalupano de Las Colinas.