14 domingo
Verde
XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
MR p. 436 [434] / Lecc. II p. 268. LH Semana IV del Salterio.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sir 36, 18
Concede, Señor, la paz a los que esperan en ti, y cumple así
las palabras de tus profetas; escucha las plegarias de tu siervo, y
de tu pueblo Israel.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, creador y soberano de todas las cosas, vuelve a
nosotros tus ojos y concede que te sirvamos de todo corazón, para
que experimentemos los efectos de tu misericordia. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[El Señor renunció al castigo con que había amenazado a su
pueblo.]
Del libro del Éxodo 32, 7-11. 13-14
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: “Anda, baja del monte,
porque tu pueblo, el que sacaste de Egipto, se ha pervertido. No
tardaron en desviarse del camino que yo les había señalado. Se
han hecho un becerro de metal, se han postrado ante él y le han
ofrecido sacrificios y le han dicho: ‘Este es tu dios, Israel; es el
que te sacó de Egipto’ ”.
El Señor le dijo también a Moisés: “Veo que éste es un pueblo
de cabeza dura. Deja que mi ira se encienda contra ellos hasta
consumirlos. De ti, en cambio, haré un gran pueblo”.
Moisés trató de aplacar al Señor, su Dios, diciéndole: “¿Por
qué ha de encenderse tu ira, Señor, contra este pueblo que tú
sacaste de Egipto con gran poder y vigorosa mano? Acuérdate
de Abraham, de Isaac y de Jacob, siervos tuyos, a quienes juraste
por ti mismo, diciendo: ‘Multiplicaré su descendencia como las
estrellas del cielo y les daré en posesión perpetua toda la tierra
que les he prometido’ ”.
Y el Señor renunció al castigo con que había amenazado a su
pueblo. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 50
R. Me levantaré y volveré a mi padre.
Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate
de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y
purifícame de mis pecados. R.
Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para
cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni
retires de mí tu santo espíritu. R.
Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza. Un
corazón contrito te presento, y a un corazón contrito, tú nunca
lo desprecias. R.
SEGUNDA LECTURA
[Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores.]
De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 12-17
Querido hermano: Doy gracias a aquel que me ha fortalecido,
a nuestro Señor Jesucristo, por haberme considerado digno de
confianza al ponerme a su servicio, a mí, que antes fui blasfemo
y perseguí a la Iglesia con violencia; pero Dios tuvo misericordia
de mí, porque en mi incredulidad obré por ignorancia, y la gracia
de nuestro Señor se desbordó sobre mí, al darme la fe y el amor
que provienen de Cristo Jesús.
Puedes fiarte de lo que voy a decirte y aceptarlo sin reservas:
que Cristo Jesús vino a este mundo a salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero. Pero Cristo Jesús me perdonó, para que
fuera yo el primero en quien él manifestara toda su generosidad
y sirviera yo de ejemplo a los que habrían de creer en él, para
obtener la vida eterna.
Al rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria
por los siglos de los siglos. Amén. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 2 Cor 5, 19
R. Aleluya, aleluya.
Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo, y
nos ha encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación.
R. Aleluya.
EVANGELIO *
* FORMA BREVE: 15, 1-10
[Habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se arrepiente.]
Del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-32
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los
pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas
murmuraban entre sí: “Este recibe a los pecadores y come con ellos”.
Jesús les dijo entonces esta parábola: “¿Quién de ustedes, si
tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve
en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla?
Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de
alegría, y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les
dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se
me había perdido’. Yo les aseguro que también en el cielo habrá
más alegría por un pecador que se arrepiente, que por noventa y
nueve justos, que no necesitan arrepentirse.
¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde
una, no enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca
con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a
sus amigas y vecinas y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya
encontré la moneda que se me había perdido’. Yo les aseguro que
así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador
que se arrepiente”.
* CONTINÚA LA FORMA LARGA:
También les dijo esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos,
y el menor de ellos le dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte que
me toca de la herencia’. Y él les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo,
se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de
una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en
aquella región una gran hambre y él empezó a pasar necesidad.
Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual
lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse
con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que
se las comiera.
Se puso entonces a reflexionar y se dijo: ‘¡Cuántos trabajadores
en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy
muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le
diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco
llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores’.
Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre.
Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció
profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello,
lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: ‘Padre, he pecado contra
el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo’.
Pero el padre les dijo a sus criados: ‘¡Pronto!, traigan la túnica
más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en
los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos
una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida,
estaba perdido y lo hemos encontrado’. Y empezó el banquete.
El hijo mayor estaba en el campo, y al volver, cuando se
acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a
uno de los criados y le preguntó qué pasaba. Este le contestó:
‘Tu hermano ha regresado, y tu padre mandó matar el becerro
gordo, por haberlo recobrado sano y salvo’. El hermano mayor
se enojó y no quería entrar.
Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó:
‘¡Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden
tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con
mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus
bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo’.
El padre repuso: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío
es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque
este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba
perdido y lo hemos encontrado’ “. Palabra del Señor.
Se dice Credo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Imploremos la misericordia de Dios y pidámosle
que escuche las oraciones de los que hemos puesto
nuestra confianza en Él.
1. Para que los obispos, los presbíteros y los diáconos
puedan llevar una vida santa –tal como corresponde
a su ministerio– y logren por ello un día el premio
abundante de su trabajo, roguemos al Señor.
2. Para que los que gobiernan las naciones y tienen
bajo su poder el destino de los pueblos crezcan en el
don de la prudencia y el espíritu de justicia, roguemos
al Señor.
3. Para que los enfermos e impedidos tengan la
fortaleza necesaria a fin de que no se desanimen ante
las dificultades y vivan en la esperanza de los bienes
eternos, roguemos al Señor.
4. Para que a nosotros y a nuestros familiares,
amigos y bienhechores Dios nuestro Padre nos
conserve los bienes que con tanta generosidad nos
ha concedido, roguemos al Señor.
Dios nuestro, escucha las oraciones de tu Hijo
Jesucristo –nuevo Moisés y Sacerdote nuestro, que no
deja de interceder por los pecadores– haz que también
nosotros experimentemos aquella alegría que hay
entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se
convierte. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Sé propicio, Señor, a nuestras plegarias y acepta benignamente
estas ofrendas de tus siervos, para que aquello que cada uno ofrece
en honor de tu nombre aproveche a todos para su salvación. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 1 Cor 10, 16
El cáliz de bendición, por el que damos gracias, es la unión
de todos en la Sangre de Cristo; y el pan que partimos es la
participación de todos en el Cuerpo de Cristo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que el efecto de este don celestial, Señor, transforme nuestro
cuerpo y nuestro espíritu, para que sea su fuerza, y no nuestro
sentir, lo que siempre inspire nuestras acciones. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ACTIVIDAD DIOCESANA
Visita al Santuario de los Mártires:
Decanatos de Ocotlán y La Barca.