16 martes
Rojo
Memoria,
SANTOS CORNELIO, Papa
y CIPRIANO, Obispo, Mártires
MR p. 793 y 878 [823 y 917] / Lecc. II p. 795
Cipriano, obispo de Cartago, fue decapitado el 14 de septiembre
de 258. Sus escritos, lo mismo que su martirio, revelan el alma
de un verdadero pastor, siempre en la brecha para sostener a sus
hermanos perseguidos y preservar la unidad de la Iglesia. En
todo procuró dar ejemplo de fidelidad a nuestro Señor. El Papa
Cornelio, quien murió en Civitavecchia después de un breve
pontificado (251-253), se ganó el respeto y la amistad de Cipriano.
Por este motivo, desde el siglo IV, la Iglesia romana festeja a
Cornelio en su propia cripta en el aniversario de Cipriano.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sir 45, 30
Ahora gozan en el cielo las almas de los santos, que siguieron
en la tierra las huellas de Cristo; y, porque lo amaron hasta
derramar su sangre por él, con Cristo se gozan eternamente.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que en los santos Cornelio y Cipriano diste a tu
pueblo pastores llenos de celo y mártires victoriosos, concédenos,
por su intercesión, ser fortalecidos en la fe y la constancia y
trabajar esforzadamente por la unidad de la Iglesia. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
[Que el obispo y los diáconos sean irreprochables.]
De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 3, 1-13
Hermano: Es cierto que aspirar al cargo de obispo es aspirar
a una excelente función. Por lo mismo, es preciso que el obispo
sea irreprochable, que no se haya casado más que una vez, que
sea sensato, prudente, bien educado, digno, hospitalario, hábil
para enseñar, no dado al vino ni a la violencia, sino comprensivo,
enemigo de pleitos y no ávido de dinero; que sepa gobernar bien
su propia casa y educar dignamente a sus hijos. Porque, ¿cómo
podrá cuidar de la Iglesia de Dios quien no sabe gobernar su
propia casa? No debe ser recién convertido, no sea que se llene de
soberbia y sea por eso condenado como el demonio. Es necesario
que los no creyentes tengan buena opinión de él, para que no
caiga en el descrédito ni en las redes del demonio.
Los diáconos deben, asimismo, ser respetables y sin doblez,
no dados al vino ni a negocios sucios; deben conservar la fe
revelada, con una conciencia limpia. Que se les ponga a prueba
primero y luego, si no hay nada que reprocharles, que ejerzan su
oficio de diáconos. Las mujeres deben ser igualmente respetables,
no chismosas, juiciosas y fieles en todo. Los diáconos, que sean
casados una sola vez y sepan gobernar bien a sus hijos y su propia
casa. Los que ejercen bien el diaconado alcanzarán un puesto
honroso y gran autoridad para hablar de la fe que tenemos en
Cristo Jesús. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL del salmo 100
R. Danos, Señor, tu bondad y tu justicia.
Voy a cantar la bondad y la justicia; para ti, Señor, tocaré
mi música. Voy a explicar el camino perfecto. ¿Cuándo
vendrás a mí? R.
Quiero proceder en mi casa con recta conciencia. No
quiero ocuparme de asuntos indignos, aborrezco las acciones
criminales. R.
Al que en secreto difama a su prójimo lo haré callar; al altanero
y al ambicioso no los soportaré. R.
Escojo a gente de fiar para que vivan conmigo; el que sigue
un camino perfecto será mi servidor. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 7, 16
R. Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a
su pueblo. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Joven, yo te lo mando: Levántate.]
Del santo Evangelio según san Lucas 7, 11-17
En aquel tiempo, se dirigía Jesús a una población llamada
Naím, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al
llegar a la entrada de la población, se encontró con que sacaban a
enterrar a un muerto, hijo único de una viuda, a la que acompañaba
una gran muchedumbre.
Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: “No
llores”. Acercándose al ataúd, lo tocó, y los que lo llevaban
se detuvieron. Entonces Jesús dijo: “Joven, yo te lo mando:
Levántate”. Inmediatamente el que había muerto se levantó y
comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre.
Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a
glorificar a Dios, diciendo: “Un gran profeta ha surgido entre
nosotros. Dios ha visitado a su pueblo”.
La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las
regiones circunvecinas. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Con la sorpresiva y sorprendente
resurrección del hijo de la viuda de Naím –pasaje,
por cierto, exclusivo de san Lucas– Jesús muestra
una muy tierna y humana compasión por las
lágrimas de una madre desolada. De esta forma hace
patente, además, un poder explícitamente divino.
Ambos aspectos, que están inseparablemente unidos
entre sí, expresan el auténtico realismo y el gozoso
horizonte de la Encarnación. En Jesús, vencedor de la
muerte, se revela la actuación de un Dios que salva.
Efectivamente: «El Señor da la muerte y la vida» (1
Sam 2, 6).
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Padre santo, las ofrendas que te presentamos en la
conmemoración de estos santos mártires y a nosotros tus siervos
concédenos permanecer siempre firmes en la confesión de tu
nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 22, 28-30
Ustedes han perseverado conmigo en mis pruebas, dice el
Señor, y yo les voy a dar el Reino, para que en él coman y beban
a mi mesa.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor Dios, que en tus santos mártires Cornelio y Cipriano
manifestaste de modo admirable el misterio de la cruz, concede,
benigno, que, fortalecidos por este sacrificio, permanezcamos
fielmente adheridos a Cristo y trabajemos en la Iglesia por la
salvación de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.