Documentos Diocesanos

II Sínodo Diocesano para la Nueva Evangelización

Sectas y Nuevos Movimientos Religiosos

I. Iluminación

440- Después del Concilio Vaticano II el diálogo con otros cristianos, igualmente discípulos de Cristo, pero que no comparten plenamente la comunión eclesial, ha llegado a ser una preocupación primordial de la Iglesia católica. Esta preocupación, llamada ecuménica, es la de una "restauración de la unidad entre todos los cristianos" (UR, 1).

441- La preocupación acerca de la unidad equivale nada menos que a ponernos en sintonía y comunión con los anhelos y con la plegaria de Cristo, tal como Él la formula en la Última cena, cuando está a punto de dejar a sus discípulos: "Que todos sean uno como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado" (Jn 17, 21). El objetivo del trabajo ecuménico es, por tanto, el de superar los obstáculos para la plena comunión eclesial entre aquellos que "llevan con justo título el nombre de cristianos", y tienen en común el mismo bautismo realizado en el nombre de Dios, revelado en Jesucristo como Padre, Hijo y Espíritu Santo, y ya "se encuentran en una cierta comunión, aunque imperfecta, con la Iglesia católica" (UR, 3).

442- En su reciente Encíclica Ut unum sint el Papa Juan Pablo II nos dice: "Cuando afirmo que para mí, Obispo de Roma, la obra ecuménica es ‘una de las prioridades pastorales’ de mi pontificado, pienso en el grave obstáculo que la división constituye para el anuncio del Evangelio. Una comunidad cristiana que cree en Cristo y desea, con el ardor del Evangelio, la salvación de la humanidad, de ningún modo puede cerrarse a la llamada del Espíritu que orienta a todos los cristianos hacia la unidad plena y visible. Se trata de uno de los imperativos de la caridad que debe acogerse sin compromisos. El ecumenismo no es sólo una cuestión interna de las Comunidades cristianas. Refleja el amor que Dios da en Jesucristo a toda la humanidad, y obstaculizar este amor es una ofensa a Él y a su designio de congregar a todos en Cristo. El Papa Pablo VI escribía al Patriarca ecuménico Atenágoras I: ‘Pueda el Espíritu Santo guiarnos por el camino de la reconciliación, para que la unidad de nuestras Iglesias llegue a ser un signo siempre más luminoso de esperanza y de consuelo para toda la humanidad’" (No. 99).

443- La tarea ecuménica pide de parte de los cristianos un cierto número de exigencias, de disposiciones y de medidas prácticas. La primera exigencia es la conversión interior, necesaria para estar libre de todo apego a aquello que contradice nuestra fe y que, por tanto, nos impide beneficiarnos de la palabra de reconciliación recibida de Cristo. Esta conversión interior es inseparable de la oración, que es el alma del trabajo ecuménico: oración común entre cristianos de diferentes Iglesias o comunidades eclesiales; oración por la unidad, especialmente durante la Semana consagrada cada año a esta intención; conmemoración de la oración de Jesús en la Última cena con la esperanza de poder compartir un día, entre todos los cristianos, la misma Eucaristía. La tarea ecuménica, implica también un esfuerzo de conocimiento mutuo. Mucha de la ignorancia, en efecto, e incluso muchos prejuicios, limitan todavía una verdadera comprensión de la necesaria estima de unos para con otros. Pero la unidad es igualmente promovida por el compromiso común, cada vez que este es posible, al servicio de los hombres de nuestro tiempo y de las grandes causas de la humanidad.

444- El diálogo comprometido, si es que éste es llevado como se debe, es decir: con fidelidad a la Revelación y apertura generosa al otro, es siempre exigente, pide paciencia y perseverancia. Pero vale la pena realizar esta nueva experiencia, siendo sensibles a la acción del Espíritu Santo, que impulsa a nuestra Iglesia hacia metas cada vez más exigentes en este indispensable camino de la unidad, querido por su Divino Fundador.

Las heridas de la unidad

445 -El Nuevo Catecismo de la Iglesia católica nos resume en forma sintética las dificultades que la comunidad cristiana ha debido afrontar, a lo largo de los siglos, para mantener y defender esta unidad querida por Cristo. "De hecho ‘en esta una y única Iglesia de Dios, aparecieron ya desde los primeros tiempos algunas escisiones que el Apóstol reprueba severamente como condenables; y en siglos posteriores surgieron disensiones más amplias y comunidades no pequeñas se separaron de la comunión plena con la Iglesia católica y, a veces, no sin culpa de los hombres de ambas partes’ (UR, 3). Tales rupturas que lesionan la unidad del Cuerpo de Cristo (se distingue la herejía, la apostasía y el cisma, CDC, 751), no se producen sin el pecado de los hombres... Aquella unidad ‘que Cristo concedió desde el principio a la Iglesia... creemos que subsiste indefectible en la Iglesia católica y esperamos que crezca hasta la consumación de los tiempos’ (UR, 4)" (CIC, 817.820).

446- "La unidad de toda la humanidad herida es voluntad de Dios. Por esto Dios envió a su Hijo para que, muriendo y resucitando por nosotros, nos diese su Espíritu de amor. La víspera del sacrificio de la Cruz, Jesús mismo ruega al Padre por sus discípulos y por todos los que creerán en Él para que sean una sola cosa, una comunión viviente. De aquí se deriva no sólo el deber, sino también la responsabilidad que incumbe ante Dios, ante su designio, sobre aquéllos y aquéllas que, por medio del Bautismo llegan a ser el Cuerpo de Cristo, Cuerpo en el cual debe realizarse en plenitud la reconciliación y la comunión. ¿Cómo es posible permanecer divididos si con el Bautismo hemos sido ‘inmersos’ en la muerte del Señor, es decir, en el hecho mismo en que, por medio del Hijo, Dios ha derribado los muros de la división? La división ‘contradice clara y abiertamente la voluntad de Cristo, es un escándalo para el mundo y perjudica a la causa santísima de predicar el Evangelio a toda criatura’ (UR, 1)" (UUS, 6).

447 -Sabemos, sin embargo, que el verdadero ecumenismo se distingue de un falso irenismo (es decir, el buscar la unidad a toda costa, olvidándose incluso de los principios). Y en nuestro medio, y en general a lo largo y ancho del Continente, se deplora la presencia cada vez más frecuente, y el proselitismo cada vez más agresivo de grupos religiosos, cristianos y no cristianos, y de movimientos pseudo-religiosos, en su mayor parte venidos de fuera, con recursos y apoyos abundantes, y que obedecen a una estrategia de división y de dominación. En los últimos veinte años han ganado terreno en un Continente que era homogéneamente católico, y en algunos países o regiones los porcentajes de adeptos son verdaderamente alarmantes.

448- Y esto hay que subrayarlo ahora que, frente al muy difundido secularismo e indiferentismo de la sociedad llamada "postmoderna", asistimos al mismo tiempo a un creciente reflorecimiento de distintas formas del "regreso a lo sagrado"... Frente al derrumbamiento de tantas ideologías que parecían inamovibles, el hombre se da cuenta de que sigue habiendo vacíos que no puede llenar sino recurriendo a la trascendencia y que hay misterios que siguen inquietándolo muy profundamente. Sin embargo, con mucha frecuencia, como lo demuestra esta proliferación de las sectas y de los nuevos movimientos religiosos, se desemboca fácilmente en salidas peligrosas en nombre de vagos impulsos de fraternidad, autenticidad y búsqueda de valores universales, muchas veces ligados a infinidad de formas de superstición, ocultismo, astrología y práctica de la meditación trascendental, inspirada en las antiguas religiones orientales. Esto se da frecuentemente también en una confusa mezcla con auténticos valores humanos, tales como la ecología, o con valores cristianos, tales como los nuevos métodos de oración.

El proselitismo de las sectas y de los nuevos movimientos religiosos

449- Las causas de este fenómeno son muchas, unas tienen su origen en el exterior y otras son internas, por ejemplo, la intención de dividir y colonizar espiritualmente a la América Católica. La falta crónica de sacerdotes de la cual en los últimos tiempos, gracias a Dios, se va saliendo por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas que se está dando. Esta falta crónica de pastores trajo como consecuencia el debilitamiento en la fe y una gran ignorancia religiosa en vastos núcleos de población. Esa ignorancia religiosa y los espacios vacíos que todavía deja la Iglesia, son aprovechados por el proselitismo. En sus tácticas se valen de todo: la mercadotecnia religiosa, la calumnia, la ayuda económica a los necesitados y la presencia en momentos críticos, como son la enfermedad o la muerte. La simplificación del mensaje cristiano que suelen hacer estos grupos religiosos, reduciéndolo a confiar en Cristo, leer la Biblia, participar en las asambleas entusiastas de oración sin compromiso de vida, etc., resulta cómoda para la gente que no quiere profundizar en el conocimiento de su fe ni vivirla con todas sus exigencias.

450- No hemos de olvidar tampoco las deficiencias que hay en los católicos, especialmente las de los ministros, que luego suelen exagerarse y generalizarse por parte de los hermanos separados, para quitarle así autoridad moral a la Iglesia. Dígase lo mismo del horizontalismo de algunas teorías y prácticas pastorales, supuestamente católicas, que se ocupan casi exclusivamente de la realidad social, y que descuidan la interioridad y el encuentro personal con Dios, dejando así un gran vacío en el alma del cristiano, que busca luego en las sectas y en una gran variedad de nuevos grupos religiosos un contacto con la Palabra de Dios y con la práctica de la oración, que quizá -y desgraciadamente- no encontraron en su propia comunidad eclesial.

451- La búsqueda de respuesta a esta problemática está suficientemente delineada en la Conferencia de Santo Domingo (SD, 139ss), que, siguiendo la indicación del Santo Padre en su Discurso inaugural, se ocupa del problema de las sectas y demás grupos religiosos. Esta preocupación venía ya expresada desde el Documento de consulta: "No sólo la advertencia paterna del Papa (CL, 4) sino también nuestra experiencia cotidiana nos hacen conscientes del riesgo de ‘la difusión de las sectas’. En el Magisterio Papal más reciente, muy especialmente en el que se refiere a nuestro Continente, el tema recurre cada vez con más frecuencia. Aunque se trata de un fenómeno complejo, intentaremos aproximarnos a él desde diversos ángulos. Confiamos en que estas consideraciones aporten un cierto grado de iluminación teológica del problema. Ya el Sínodo extraordinario de 1985 se interrogaba: ‘¿Acaso la difusión de las sectas no nos plantea la cuestión de que a veces no manifestamos suficientemente el sentido de lo sagrado?’ (Relación final II, A, 1). Tenemos que plantearnos seriamente esta pregunta en América Latina con respecto a nuestro modo de evangelizar. Es muy posible que en determinados ambientes de nuestro Continente en los últimos años la acción pastoral haya acentuado de tal modo la preocupación por los problemas temporales, que no haya llegado a saciar el hambre de Dios del pueblo. Si se deja insatisfecha en los fieles esta necesidad, la más profunda del corazón humano, se los hace indefensos, especialmente a los más sencillos, frente a todo mensaje que aporte un aspecto de trascendencia, sea en la forma de sectas cristianas, sea en la de sectas no cristianas".

452- Vale la pena meditar con atención las palabras del Santo Padre a este respecto, en su Discurso inaugural: "A ejemplo del Buen Pastor, habéis de apacentar el rebaño que os ha sido confiado y defenderlo de los lobos rapaces. Causa de división y discordia en vuestras comunidades eclesiales son -lo sabéis bien- las sectas y movimientos ‘pseudo-espirituales’ de que habla el Documento de Puebla (n. 628), cuya difusión y agresividad urge afrontar".

453- Y continúa diciéndonos: "Como muchos de vosotros habéis señalado, el avance de las sectas pone de relieve un vacío pastoral, que tiene frecuentemente su causa en la falta de formación, lo cual mina la identidad cristiana y hace que grandes masas de católicos sin una atención religiosa adecuada -entre otras razones, por falta de sacerdotes-, queden a merced de campañas de proselitismo sectario muy activas. Pero también puede suceder que los fieles no hallen en los agentes de pastoral aquel fuerte sentido de Dios que ellos deberían transmitir en sus vidas. ‘Tales situaciones pueden ser ocasión de que muchas personas pobres y sencillas, -como por desgracia está ocurriendo- se conviertan en fácil presa de las sectas, en las que buscan un sentido religioso de la vida que quizás no encuentran en quienes se lo tendrían que ofrecer a manos llenas’ (Carta apostólica Los caminos del Evangelio, 20). Por otra parte, no se puede infravalorar una cierta estrategia, cuyo objetivo es debilitar los vínculos que unen a los Países de América Latina y minar así las fuerzas que nacen de la unidad. Con este objeto se destinan importantes recursos económicos para subvencionar campañas proselitistas, que tratan de resquebrajar esta unidad católica".

454- Y el Papa termina con estas palabras: "Al preocupante fenómeno de las sectas hay que responder con una acción pastoral que ponga en el centro de todo a la persona, su dimensión comunitaria y su anhelo de una relación personal con Dios. Es un hecho que allí donde la presencia de la Iglesia es dinámica, como es el caso de las parroquias en las que se imparte una asidua formación en la Palabra de Dios, donde existe una liturgia activa y participada, una sólida piedad mariana, una efectiva solidaridad en el campo social, una marcada solicitud pastoral por la familia, los jóvenes y los enfermos, vemos que las sectas o los movimientos parareligiosos no logran instalarse o avanzar. La arraigada religiosidad popular de vuestros fieles, con sus extraordinarios valores de fe y de piedad, de sacrificio y de solidaridad, convenientemente evangelizada y gozosamente celebrada, orientada en torno a los misterios de Cristo y de la Virgen María, puede ser, por sus raíces eminentemente católicas, un antídoto contra las sectas y una garantía de fidelidad al mensaje de la salvación" (SD, "Discurso inaugural", 12).

455- De suma importancia es afianzar la identidad de la Iglesia, haciendo de ella el pueblo de Dios unido por la caridad; facilitar en los fieles la experiencia de una Iglesia Madre, que acoge con ternura y atiende con solicitud a todos sus hijos, sobre todo en América Latina donde perdura en el pueblo católico la imagen y el recuerdo de una Iglesia maternal que comenzó la obra de la evangelización defendiendo y protegiendo a los débiles oprimidos por la conquista. La experiencia enseña también que quienes han cultivado con intensidad la devoción al misterio de la Eucaristía, el amor a la Virgen María y la fidelidad al Vicario de Cristo, permanecen dentro de la Iglesia; y si alguna vez se van, regresan por la nostalgia de esos bienes que allá no encuentran. Por último, como lo indicó Santo Domingo, hay que fomentar más la lectura de la Palabra de Dios en la Iglesia. Generalmente llama la atención y entusiasma a los católicos que se pasan a las sectas el tener la Biblia en sus manos y poderla leer y comentar.

Los puntos más impugnados por los nuevos grupos religiosos

456- En una encuesta sobre las sectas protestantes, y los nuevos grupos religiosos realizada en nuestra diócesis, se ha llegado a la conclusión de que su presencia entre los fieles católicos es fuente de muchos problemas, entre los que se subraya la división entre familias, dudas, desconcierto y desorientación. En la vida religiosa provocan frialdad, alejamiento y escepticismo, que conduce a la indiferencia. También hay una continua campaña proselitista a domicilio, asediando a las familias y especialmente a los jóvenes. Suelen acudir a la difamación de los sacerdotes, de la Iglesia y del Papa.

457 -Los puntos más combatidos por los grupos religiosos, tradicionalmente conocidos como sectas, se centran generalmente en algunos temas distorsionados de la Sagrada Escritura, de la vida y enseñanza de la Iglesia pero sobre todo, de la práctica sacramental católica. Muy atacada también es la autoridad de la Iglesia y la práctica devocional de los cristianos, en especial por el supuesto culto idolátrico a la Virgen María y a los Santos, y la gran separación que, según ellos, se da entre las creencias y la vida de buen número de católicos.

458 -La única fuente de energía para la coherencia de vida cristiana ante los nuevos grupos religiosos es la unión con Cristo de parte de todos los fieles y sacerdotes; que exista una vinculación existencial, ininterrumpida, y un entusiasmo por la vida cristiana. La fuente de la coherencia de la vida cristiana es la unión íntima con Cristo nuestro Señor, que se realiza a través de su Palabra y de sus sacramentos; de esta manera podremos expresar con la misma sinceridad con que lo hacía san Pablo: "Es Cristo quien vive en mí" (Gál 2, 20).

459 -El Evangelio de la salvación ha de ser proclamado por el mundo con las palabras y con el testimonio de vida de quien lo predica: "Ojalá que el mundo actual pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de nuestros ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo" (EN, 80). Pastores y fieles estamos llamados por Dios a cumplir nuestro propio cometido, guiándonos por el espíritu evangélico, de modo que, igual que la levadura, contribuyamos a la santificación del mundo y de este modo descubramos a Cristo a los demás, brillando, ante todo, con el testimonio de una vida llena de fe, esperanza y caridad (LG, 31).

II. Desafíos de la realidad

460 -La ignorancia religiosa, aún en aspectos fundamentales de la fe, en un alto sector del pueblo de Dios. Pérdida del sentido del pecado, desconocimiento de la Iglesia como misterio de salvación, y proliferación de supersticiones.

461 -Falta una pastoral bíblica adecuada que dé a los fieles laicos criterios para responder al fundamentalismo de que normalmente hacen gala los nuevos grupos religiosos.

462 -Falta el proceso de una evangelización integral; hay un vacío del kerigma o primer anuncio. La predicación es a veces desencarnada y reduccionista.

463 -Hace falta una guía doctrinal para nuestros fieles para que puedan consolidar en la verdad, sus sinceras y hondas creencias. Hay escasa información a los fieles católicos sobre los nuevos grupos religiosos, más comúnmente conocidos como sectas, tales como la new age.

464 -El Nuevo Catecismo de la Iglesia católica se ha difundido mucho quizá como libro, pero su asimilación real entre los fieles es todavía poco profunda.

465 -La religiosidad popular, a pesar de sus inmensos valores, no está purificada de elementos ajenos a la auténtica fe cristiana ni conduce siempre a la adhesión personal a Cristo, muerto y resucitado.

466 -Falta de sentido misionero en gran parte de los católicos; no sienten la obligación de transmitir su fe, de misionar, como lo hacen muchos de los hermanos separados; en los agentes de pastoral hay poca preocupación por salir a la búsqueda de los más alejados.

467 -Los vicios y antitestimonios de muchos católicos, con lo que se quebrantan los mandamientos y se falta al amor del prójimo, además de dar motivo de escándalo a quienes dudan en abrazar o en volver a su fe católica.

III. líneas pastorales

468 -Propiciar la Nueva Evangelización que lleve a la conversión y que capacite para la coherencia entre fe y vida. Las parroquias apoyen, asesoren y acompañen los centros bíblicos, para que sus fieles conozcan mejor la Palabra de Dios y organicen cursos sobre la manera de contrarrestar el influjo de las sectas.

469- Establecer o fortalecer, dentro de la pastoral profética, las secciones que atiendan la problemática surgida de los nuevos grupos y movimientos religiosos, lo mismo que lo referente a la inculturación del Evangelio en los diferentes sectores marginados de nuestra sociedad.

470- Las parroquias y las organizaciones apostólicas de la Iglesia, tendrán especial interés por llegar a todos, sobre todo a los más alejados, a los que se han resfriado en su fe y a los que viven un ateísmo práctico.

471 -Fomentar en todo el pueblo de Dios la autenticidad en la vivencia, que les ayude a experimentar la urgencia de no separar el Evangelio de la vida cotidiana.

472 -Promover momentos fuertes de oración y sacrificio para pedir más frecuentemente por la unidad de los cristianos. Fomentar el ecumenismo, según las directrices de la Iglesia.

473 -Que haya caridad y acogida en nuestras parroquias y comunidades, al estilo de las primitivas comunidades.

474 -Tener especial interés por llegar a todos, sobre todo a los más alejados, a los que se han desviado en sus creencias, y a los que viven como si Dios no existiera. Prestar esmerada atención pastoral a quienes vuelven al seno de la Iglesia católica.

IV. Disposiciones

99 -Que se establezca en la diócesis una comisión de ecumenismo que busque caminos de diálogo con los hermanos separados, protestantes y ortodoxos, y promueva la defensa de la fe ante el proselitismo de las sectas.

100- Se cuidará en la acción pastoral de las distintas comunidades, la lectura de la Biblia, la piedad Eucarística, la devoción a la Virgen y el amor al Papa.

101- Los sacerdotes responsables de comunidades, incluyan en su plan pastoral programas de visitas domiciliarias de fieles laicos bien preparados, para que lleven el kerigma a las familias y les comuniquen su experiencia de Dios y del Evangelio. Apreciarán y purificarán la religiosidad popular, y la tomarán como lugar privilegiado para la evangelización de los fieles.

102- Tómese el Nuevo Catecismo de la Iglesia católica como material base para instruir a los fieles sobre las verdades de la fe que atacan o niegan las sectas.

103 -Se actuará en forma decidida en la predicación y en la catequesis -y en general en toda actividad evangelizadora- para subsanar ese olvido tan notable que hemos tenido en los últimos tiempos por difundir las vidas y los ejemplos de los santos, como modelos que nos estimulan e impulsan a una mayor entrega y heroísmo en nuestra vivencia cristiana.

104- Las asociaciones y movimientos de apostolado seglar, inculcarán con especial cuidado en sus miembros el aprecio por el tesoro de su fe, para que no lo expongan imprudentemente al ataque de los nuevos grupos religiosos, sino que más bien estén en capacidad de facilitar el camino de regreso a la Iglesia de quienes hubieran sido atraídos temporalmente a su área de influencia.

105- Los católicos, llegado el caso, entablarán un diálogo sincero y una colaboración respetuosa con los miembros de otras Confesiones (protestantes, ortodoxos, judíos, musulmanes y miembros de las antiguas religiones orientales), y juntos se comprometerán en acciones que contribuyan al mejoramiento de nuestra Patria y de nuestra sociedad, tales como los encaminados a fomentar la caridad, la justicia y la paz.


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