Documentos Diocesanos
Plan de Pastoral
VI Plan de Pastoral (En línea)
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Ver con los ojos del Padre
Ver la realidad con fe
14. En la planeación participativa, la mirada de la
realidad no se hace desde una óptica ideológica ni
aséptica; tampoco es un acercamiento científico a
la realidad con intereses sociológicos. Es la mirada
creyente, aquella que ve con los ojos de fe y, desde
esta mirada, descubre el plan amoroso de Dios.
«En todas las cosas interviene Dios para bien de
los que lo aman» (Rm 8,28). La mirada de fe sobre
la realidad reclama un ángulo desde el cual se observe
todo con la exigencia de la conversión personal
y pastoral, que nos lleve a asumir, con alegría,
la voluntad de Dios expresada en los signos de los
tiempos.
15. El presente plan pastoral recurre al marco de la
realidad, reconociendo a ésta como un lugar teoló-
gico, es decir, un espacio donde Dios se hace presente
para ofrecer su salvación y en el cual interpela
a la Iglesia sobre su identidad y misión, pues la Iglesia
es el sacramento universal de salvación para el
mundo, que, sin ser del mundo, con su acción y por
la fuerza del Espíritu, pretende transformarlo en la
civilización del amor. Hemos de pedir la luz del Espíritu
que guía y conduce la historia hacia la plenitud,
para que evitemos cualquier forma de ocultar
la realidad, entre las que pueden estar: «los purismos
angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los
nominalismos declaracionistas, los proyectos más
formales que reales, los fundamentalismos ahistóricos,
los eticismos sin bondad, los intelectualismos
sin sabiduría» (EG 231).
16. Dios en su Plan de salvación se ha involucrado
en la historia de los hombres, el Eterno se ha hecho
temporal y ha vivido las vicisitudes de la historia
humana. Con una profunda sensibilidad, ya desde
el A.T., Dios ha visto el sufrimiento y ha escuchado
el clamor de los pobres y se ha abajado para ofrecer
libertad y salvación: «He visto la aflicción de
mi pueblo en Egipto, he escuchado el clamor ante
sus opresores y conozco sus sufrimientos. He bajado
para liberarlo» (Ex 3,7-8). El Verbo Eterno ha
puesto su morada en medio de nosotros para que
podamos tener vida en abundancia. En su oración
sacerdotal, antes de padecer por nosotros, no pidió
al Padre para que los suyos fueran sacados del mundo,
sino preservados del mal, a fin de que pudieran,
siendo uno, ser fermento de un mundo nuevo
(Cf Jn 17,11-20).
17. La dinámica metodológica, que parte del marco
de la realidad, hunde sus raíces en la Encarnación,
modelo de toda acción pastoral transformadora.
Como el Verbo, la Iglesia se encarna en circunstancias
particulares y desde ahí ofrece la salvación que
viene de Dios. A diferencia de los diversos análisis
sociológicos, la mirada creyente observa la realidad
como gracia y salvación; por tanto, reconocemos
con espíritu de fe, a pesar de todos los acontecimientos
que ensombrecen la vida de los hombres,
que vivimos un kairos, tiempo de gracia que exige
una nueva manera de transmitir la fe en Cristo,
«Camino, Verdad y Vida» (Jn 14,6) que es «el mismo
ayer, hoy y por los siglos» (Heb 13,8).
ANTECEDENTES
Memoria agradecida
18. Los acontecimientos históricos nos recuerdan
que «la memoria es una dimensión de nuestra fe…
que el creyente es fundamentalmente “memorioso”
y, por tanto, la alegría evangelizadora siempre brilla
sobre el trasfondo de la memoria agradecida» (EG
13). Vemos la historia de nuestra Iglesia diocesana
con alegre gratitud a Dios y a tantos hombres y mujeres
que han respondido a la llamada divina a vivir
el Evangelio. Desde la fundación de nuestra Iglesia
de Guadalajara hasta hoy, se ha sembrado la semilla
fértil del Evangelio y se han estado cosechando
abundantes frutos de vida cristiana, entre los que
se ha de resaltar el heroísmo martirial de nuestros
santos, beatos, siervos de Dios y numerosos buenos
cristianos, presbíteros y laicos.
19. Nuestro proceso pastoral actual hunde sus raíces
en el celo misionero de los primeros franciscanos
que llegaron a nuestras tierras, en el tino pastoral
de los obispos y arzobispos, en la dedicación
abnegada y testimonial de numerosos sacerdotes,
especialmente de nuestros santos mártires, en el
ejemplar testimonio de muchísimos religiosos y
religiosas, así como en la vida cristiana y de
compromiso social de innumerables seglares a lo largo
de la historia de la Iglesia de Guadalajara. Reconocemos
que la renovación del Concilio Vaticano II y
su aplicación pastoral en nuestra Diócesis se llevó
a cabo con prudencia y paciencia por el Sr. Cardenal
José Salazar López, al proveer de una formación
pastoral al clero y al crear las estructuras básicas de
la pastoral orgánica y de conjunto.
20. Como antecedentes inmediatos de nuestro VI
Plan Diocesano de Pastoral, hemos de mencionar
la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
celebrada en el mes de mayo de 2007 en
Aparecida, Brasil, en comunión con el Papa Benedicto
XVI, que lanzó a la Iglesia Latinoamericana
a la Misión Continental con carácter permanente,
impulsada por el Espíritu Santo que suscita en nosotros,
un encuentro vivo, existencial y transformador
con Cristo que nos lleva a la conversión, al
seguimiento de Cristo, a la vida en comunión y nos
pone en estado de misión. El discipulado misionero
es la categoría teológica que da la impronta al itinerario
de la Misión. En este contexto, el Cardenal
Juan Sandoval Íñiguez promulgó el V Plan Diocesano
de Pastoral en el año 2008, y el 31 de mayo de
2009, domingo de Pentecostés, hizo la apertura de
la Misión Continental en nuestra Diócesis.
21. Se buscó, casi inmediatamente, empezar la Misión
Continental, guiándonos por el folleto de la
«Misión Continental en la Arquidiócesis de Guadalajara»,
y realizando Jornadas de Pastoral, que
reunieron las fuerzas vivas de la Iglesia (Vicarios
Episcopales, Decanos, Comisiones Diocesanas y
sus Secciones, Vida Consagrada y Seminario Diocesano).
En éstas, se asumieron acuerdos que nos
invitaban a la conversión personal y pastoral y a
implementar, en comunión y participación, algunas
exigencias comunes de acción pastoral.
Preparativos inmediatos para este plan
22. El 7 de febrero de 2012 comenzó su ministerio
en esta Iglesia el Cardenal José Francisco Robles
Ortega. Su primera acción fue encontrarse con el
presbiterio, visitando las Vicarías Episcopales, y
posteriormente las Comisiones y Secciones Diocesanas
para conocer y escuchar a los agentes de pastoral;
los resultados de estas visitas fueron discernidos
en una jornada el 6 de septiembre de ese año.
Ahí, el Sr. Cardenal propuso la implementación de
un nuevo Plan Diocesano de Pastoral y pidió a la
Vicaría de Pastoral que iniciara los preparativos. El
Señor Cardenal señaló como criterio básico la participación
de los distintos sectores del pueblo de
Dios (Cf DA 371), porque «el que no participa, no
asume»; este criterio marcó el rumbo de esta nueva
etapa. Se llegó a la primera Asamblea Diocesana
(11, 12 y 13 de junio de 2013) desde las asambleas parroquiales,
decanales, vicariales, de las comisiones
diocesanas de pastoral y de las comunidades de la
Vida Consagrada.
23. Esta primera Asamblea Diocesana de Pastoral
del episcopado del Cardenal Robles, llegó a asumir
las prioridades diocesanas y a la elaboración del
objetivo común. Se elaboró un subsidio, llamado
“Glosa del Objetivo Diocesano” para que el fruto
de esta Asamblea fuera socializado; posteriormente
se realizaron las asambleas pastorales de todas
las instancias para elaborar las metas y, de este trabajo,
se llegó, en la Asamblea Diocesana del 2014 a
tener 7 líneas comunes de acción. El trabajo pastoral
de forma participativa, que llega a la Asamblea
y después vuelve a las comunidades, se puede considerar
como la metodología del VI Plan Orgánico
Diocesano de Pastoral, que ahora se materializa en
estas líneas, pero que se ha venido fraguando desde
hace ya tiempo y que espera ser un paso más en el
caminar de nuestra Iglesia diocesana.