Fue la primera iglesia dedicada a la Virgen de Guadalupe en Guadalajara; se inició la construcción en 1777. Es un templo muy sencillo, de fachada herreriana, en la cual se destacan dos enormes contrafuertes semicirculares que le dan presencia y señorío, rematados por perillones. En lugar de torres se construyeron espadañas de dos cuerpos. La enorme cúpula, aunque desproporcionada con el estilo y el conjunto del templo, no desdice en el gusto popular; le fue añadida a fines del siglo XIX. El interior es neoclásico, de planta en cruz latina.