Manual de Funciones

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LOS PARROCOS

1.- ASPECTO JURÍDICO

"La parroquia es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del obispo diocesano, se encomienda a un párroco como su pastor propio" (c. 515, 1). Esta descripción destaca los elementos distintivos se la parroquia: una comunidad de fieles, la cura pastoral encomendada al párroco como su pastor propio.

La parroquia es una comunidad de fíeles con dos características: es parte de una Iglesia particular, no grupo o comunidad autónoma, es una comunidad estable. El código acentúa más el aspecto comunitario que el territorial, de aquí la importancia de profundizar qué es una comunidad de fieles desde la sociología, la teología y la pastoral. Desde la sociología para encontrar los elementos constitutivos de una comunidad con dimensión humana en la que sean posibles las relaciones interpersonales y su dinámica; desde la teología para determinar qué es una comunidad de fe, de culto, de caridad y una comunidad misionera portadora de la salvación de Cristo a sus hermanos (cfr. Hech. 2,42-47); desde la pastoral para crear una nueva situación parroquial en la que todo el pueblo cristiano pueda ser convocado y pueda tener la oportunidad de organizarse en comunidades pequeñas, de tal modo que la parroquia venga a ser una comunión de comunidades menores. La cura pastoral, conferida por el obispo a un sacerdote y realizada en relación dependiente de él, muestra la estricta relación jerárquica de la Iglesia en todos sus niveles y expresiones.

"Corresponde exclusivamente al obispo diocesano, erigir, suprimir o cambiar las parroquias. Pero no las erija, suprima o cambie notablemente sin haber oído el consejo presbiteral" (c. 515,2). Se busca así cultivar la estrecha colaboración del presbiterio con el obispo diocesano en el pastoreo de la Iglesia particular. "La parroquia legítimamente erigida tiene personalidad jurídica de propio derecho" (c. 515, 3).

"El párroco es el pastor propio de la parroquia que se le confía y ejerce la cura pastoral de la comunidad que le está encomendada bajo la autoridad del obispo diocesano en cuyo ministerio de Cristo ha sido llamado a participar, para que en esta misma comunidad cumpla las funciones de enseñar, santificar y regir, con la cooperación también de otros presbíteros o diáconos, y con la ayuda de los fieles laicos" (c. 519).

Es de notar la riqueza de esta descripción del párroco. Ante todo es un pastor, por lo mismo está llamado a identificarse con la persona de Cristo Buen Pastor; la mención explícita del triple ministerio de enseñar, santificar y regir recuerda las tareas fundamentales y la pastoral integral que nunca debe faltar a los fieles; es clara la mente del legislador de que, en el desempeño de esta función esté involucrado todo un equipo eclesial: el párroco, otros sacerdotes, diáconos, laicos. Varias características se acentúan en la figura del párroco de acuerdo al espíritu de los cánones 528 al 545.

- Un hombre de oración y de auténtica experiencia de Dios. Es la base de la entrega pastoral para hacer llegar a todos la palabra de Dios de manera integral (cfr. c. 528) y para asegurar el alimento de los sacramentos (cfr. c. 530). De aquí la oración constante por sus fieles y el espíritu de la obligación de celebrar la misa por su pueblo los domingos y fiestas de precepto (cfr. c. 534).

- Un pastor cercano que conoce a sus fieles. Se trata de un conocimiento directo y vivencial: "Visitará las familias participando de modo particular en las preocupaciones, angustias y dolor de los fieles...corrigiéndolos prudentemente si se apartan de la buena conducta.. .ha de ayudar con pródiga caridad a los enfermos, especialmente a los moribundos solícitamente con la administración de los sacramentos...debe dedicarse con particular diligencia a los pobres y a los afligidos, a quienes se encuentran solos, a los emigrantes o que sufren especiales dificultades; y ha de poner también los medios para que los cónyuges y padres sean ayudados en el cumplimiento de sus propios deberes y se fomente la vida cristiana en el seno de las familias" (c. 529). Es éste el espíritu de la obligación que tiene el párroco de residir en la casa parroquial (cfr. c. 533).

- Un sacerdote con una clara visión y vivencia de Iglesia. Por esto se le pide apertura y colaboración con las estructuras supraparroquiales, la comunión efectiva con su obispo y con el presbiterio, su esfuerzo "para que los fieles vivan la comunión parroquial y se sientan a la vez miembros de la diócesis y de la Iglesia universal, y tomen parte en las iniciativas que miran a fomentar esa comunión y la consoliden" (c. 529, 2). El párroco está llamado a ser principio y factor de unidad en su parroquia en nombre del obispo.

- Un guía y formador capaz de reconocer y de promover la función propia de los laicos integrándolos a la vida parroquial de acuerdo a sus propios carismas (cfr. c. 529, 2). "En toda parroquia ha de haber un consejo de asuntos económicos...en el cual los fieles elegidos, según estas normas, prestan su ayuda al párroco en la administración de los bienes de la parroquia" (c.537). A diferencia del consejo parroquial que se deja al criterio del obispo diocesano (cfr. c. 536), el consejo de asuntos económicos es positivamente mandado.

El párroco llevará al día los libros parroquiales de bautismos, de matrimonios, de difuntos (cfr. c. 531, 1), de misas (cfr. c. 958), de economía y los guardará con diligencia. Siguiendo la buena costumbre de nuestra diócesis seguirá llevando el libro de gobierno, el de obras materiales y se comenzará a llevar también el libro de las confirmaciones, ya que dicho sacramento más bien se está administrando en las parroquias. Proveerá lo necesario para la buena administración, el digno servicio de la notaría parroquial, la conservación y cuidado del archivo (cfr. c. 535, 2, 3, 4, 5).

Con el fin de cuidar el patrimonio de la Iglesia, todas las parroquias tendrán el inventario de los bienes eclesiásticos; si la comunidad cuenta con obras de arte, el párroco se asesorará de la comisión diocesana de arte sacro para inventariar adecuadamente dichas obras (cfr. c. 1283,2). Los bienes de la Iglesia estarán a nombre de la asociación religiosa (AR) o de una asociación civil (AC) pero nunca a nombre de personas particulares.

El vicario parroquial es cooperador del párroco, como partícipe de su solicitud en el ministerio pastoral, tiene la obligación de ayudarlo en el cumplimiento de todo el ministerio parroquial (cfr. c. 545, 1, 2), debe informarle regularmente sobre las iniciativas proyecta-QO das o emprendidas a fin de que "puedan proveer en unidad de esfuerzos a la cura pastoral de la parroquia de la que son conjuntamente responsables" (c. 545,3). La fraternidad sacerdotal y la unidad de acción son el espíritu de la obligación que, tanto el párroco como el vicario, tienen de vivir en la parroquia (cfr. c. 533 y 545, 3) y el de fomentar cierta convivencia en la casa parroquial (cfr. c. 545, 2).

Estos elementos teológicos pastorales reclaman del párroco una comprensión a fondo de la eclesiología del concilio Vaticano II, de la teología del laicado y de la pastoral de conjunto.

"Cesa el párroco en su oficio por remoción o traslado que haga el obispo diocesano... por renuncia presentada por el párroco... aceptada por el obispo... Al párroco, una vez cumplidos los setenta y cinco años, se le ruega que presente su renuncia al obispo diocesano" (c. 538, 1 y 3).

2.- ASPECTO PASTORAL


La parroquia es la expresión básica de la Iglesia donde la mayor parte de los creyentes experimenta, vive y alimenta el encuentro con Cristo Profeta, Sacerdote y Rey. Por esto, el ser de la Iglesia, la comunión, y su 101 misión, el ministerio profético, litúrgico y regio contituyen también el ser y la misión de la parroquia.

La parroquia "es la Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas... es la familia de Dios... es una casa de familia fraterna y acogedora... es la comunidad de fieles... una comunidad de fe y una comunidad orgánica... en la que el párroco que representa al obispo diocesano, es el vínculo jerárquico con toda la Iglesia particular" (ChL 26). "La parroquia comunidad de comunidades y movimientos, acoge las angustias y esperanzas de los hombres, anima y orienta la comunión, participación y misión... la parroquia, comunión orgánica y misionera, es así una red de comunidades" (SD 58).

Por esto la parroquia debe ser expresión clara de 103 la comunión eclesial tanto al interior como al exterior.

Al interior, será tarea primordial del párroco alimentar la comunión entre todos los fieles, entre los diferentes grupos, asociaciones y movimientos, cualificar la formación y participación de los laicos, acrecentar la capacidad de acogida y el dinamismo misionero con los fieles alejados, renovar la parroquia a partir de estructuras que permitan sectorizar la pastoral mediante pequeñas comunidades eclesiales en las que aparezca la responsabilidad de los laicos, multiplicar su presencia física mediante las pequeñas comunidades y lugares de reunión (cfr. SD 60).

El párroco ha de estar abierto a la integración y guía de asociaciones y movimientos que colaboren realmente en el ministerio profético, litúrgico o social y realicen su servicio en comunión con las demás fuerzas pastorales de la parroquia. El equipo coordinador básico (ECB), con el párroco a la cabeza, tiene que ser signo de esta comunión y corresponsabilidad apostólica de la Iglesia. Toda función de coordinación está al servicio del ministerio de comunión.

Al exterior la parroquia debe expresar también la comunión integrándose activamente en la vida y caminar de su decanato; debe mantenerse abierta a la zona pastoral y a la Iglesia diocesana de la que forma parte y de quien recibe su identidad, vibrando con sus anhelos y preocupaciones, asumiendo con responsabilidad las líneas pastorales y tareas comunes, aprovechando los apoyos de las comisiones y servicios diocesanos. A través de la Iglesia diocesana la parroquia asegura la comunión con la Iglesia universal.

Para ser fiel a su misión, la parroquia debe centrar sus esfuerzos en potenciar el ministerio profético, litúrgico y regio o de caridad, de tal manera, que se realicen en forma íntegra, clara equilibrada y orgánica; toda actividad pastoral en la parroquia ha de referirse explícitamente a estos ministerios. En la pastoral parroquial es importante respetar y asumir las exigencias de las etapas progresivas del proceso evangelizador: 1) el primer anuncio o kerigma, 2) la educación sistemática y progresiva de la fe, 3) la vivencia y celebración de la fe en la comunidad, 4) el impregnar y transformar las realidades temporales. Dado que un porcentaje muy alto de los bautizados son poco practicantes o alejados, es urgente instrumentar el primer anuncio o kerigma para llenar este grave vacío de nuestra pastoral. Proyectos Concretos de Renovación Parroquial. Los variados proyectos de renovación parroquial: NIP, SINE, CEBs, NEOCATE-CUMENADO, etc., son esfuerzos laudables que ofrecen caminos metodológicos, elementos e instrumentos para realizar la misión de la parroquia; cada comunidad tiene la libertad de ayudarse o de seguir más tal o cual proyecto concreto, a condición, de que asegure su referencia efectiva y prioritaria a los lineamientos pastorales de la diócesis. Dichos proyectos nunca deben sobrevalorarse ni imponerse a los fieles de la parroquia como camino único y obligatorio, ni mucho menos realizarse debilitando su comunión pastoral con la diócesis y aislándose de la colaboración con las parroquias vecinas.

Referencia Diocesana de la Pastoral Parroquial. Todas las parroquias deben alimentar, de manera efectiva y afectiva, la comunión con la vida y quehacer pastoral de la diócesis; el punto de referencia para todas las comunidades será las normas del II Sínodo, el pían diocesano de pastoral, los criterios y tareas comunes señaladas por el obispo. Transcribimos aquí los criterios y tareas comunes para todas las parroquias de nuestra diócesis.

CRITERIOS COMUNES
1) Unir evangelización, celebración y promoción humana.
2) Armonizar la pastoral de multitudes, pastoral de grupos y pastoral personal.
3) Impulsar la participación más amplia y efectiva de los laicos.
4) Fortalecer el trabajo pastoral en equipo.
5) Descentralizar del templo la acción pastoral en vistas a fomentar la formación de pequeñas comunidades eclesiales y el espíritu misionero.
6) Asumir y encauzar la religiosidad popular.
7) Integrar asociaciones y movimientos en el proceso pastoral de la parroquia.
8) Tomar siempre en cuenta las necesidades concretas de la gente.
9) Crear espacios de encuentro con sectores no eclesiales pero presentes en el área parroquial, por ejemplo, maestros, médicos y enfermeras, empresarios y obreros, profesionistas, etc.

TAREAS COMUNES
1) Organizar toda la pastoral en torno a las dimensiones fundamentales: pastoral profética, litúrgica y social en comunión; impulsar los variados servicios y ministerios en cada dimensión.
2) Integrar, capacitar y animar el equipo coordinador básico de la parroquia (ECB).
3) Zonificar el área de la parroquia en vistas a impulsar la formación de pequeñas comunidades eclesiales: colonias, barrios, sectores, rancherías.
4) Determinar los pasos específicos del propio proceso pastoral de la parroquia.
5) Elaborar y animar la programación anual conforme al Plan diocesano pastoral.


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