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Mensaje de los obispos de la Provincia Eclesiástica de Guadalajara

con motivo de las elecciones del 6 de junio del 2021

 

Guadalajara, Jalisco, 13 de mayo del 2021

 

El que escucha mis palabras y las pone en práctica

se parece al hombre prudente que edificó su casa sobre roca.

Mt.7, 24

 

Sólo con la participación de todas y de todos se construye una mejor sociedad

 

1. Como pastores de las Diócesis de Guadalajara, Autlán, San Juan de los Lagos, Ciudad Guzmán, Colima, Tepic, Aguascalientes, y El Nayar, caminamos con nuestro pueblo compartiendo sus esperanzas y preocupaciones en la construcción de una sociedad que nos permita a todos convivir en paz, seguridad y justicia, a fin de que nadie se sienta excluido de los bienes necesarios para una vida digna. Construir una sociedad justa y fraterna es un trabajo permanente que requiere la participación de todos.

 

2. Estamos a pocas semanas de la jornada electoral del 6 de junio, en la que mediante las votaciones se elegirá a los responsables de distintos puestos de servicio público. Son múltiples las ofertas de partidos y personas que se ofrecen a servir a la sociedad y buscan el voto de los ciudadanos. Es de reconocer que existan hombres y mujeres con verdadera vocación política, como nos ha recordado el Papa Francisco en su Carta Encíclica Fratelli Tutti al señalar que “es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad…”[1] Sin embargo, no podemos desconocer que, lamentablemente, hay quienes, sin verdadera convicción y sin principios, buscan solamente alcanzar el poder para servirse y no para servir. Sus intereses particulares están por encima de los intereses y necesidades de la sociedad.

 

¿Tiene el cristiano responsabilidad en el desarrollo de la Democracia?

 

3. En el contexto actual, nos urge a todos tomar conciencia de nuestra responsabilidad ciudadana para construir una sociedad verdaderamente democrática y participativa. Los cristianos en particular tenemos el mandato de Jesús: “Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida ¿con qué se le devolverá el sabor? Vosotros sois la luz de mundo…” (Mt. 5,13). De ahí brota el antiguo texto de la Carta a Diogneto que dice: “los cristianos toman parte en todo como ciudadanos…; son en el mundo lo que el alma es al cuerpo… tan importante es el puesto que Dios les ha asignado del que no les es lícito desertar”.

 

4. En la inmensa tarea de reconstruir el tejido social tan dañado por la división social y política, por la violencia y el crimen organizado, por la pandemia y la falta de fuentes de trabajo, participar con el voto es un compromiso de conciencia si queremos una democracia que reconozca y respete las instituciones, que mantengan su autonomía y estén por encima de la voluntad personal de los gobernantes, para buscar juntos los caminos de solución a estos desafíos. Por eso, ante las próximas elecciones los ciudadanos tendremos la oportunidad de elegir y votar por quienes consideremos honestos, capaces, con convicciones y principios que se identifiquen con los valores y aspiraciones de nuestros pueblos que anhelan vida digna para todos, reconciliación, paz, oportunidades de educación, fuentes de trabajo y cuidado de la creación.

 

5. En estos días escuchamos muchas voces que hablan de democracia, de participar, pero sólo con recetas inmediatistas de publicidad que encuentran en la destrucción del otro el recurso más eficaz.[2] En esta pugna de intereses que nos enfrenta a todos contra todos, donde vencer pasa a ser sinónimo de destruir…[3] ¿Será posible, así, hablar de democracia? En la verdadera democracia deben escucharse todas las voces para buscar juntos las soluciones a los problemas comunes de una sociedad. La democracia no puede ser la imposición de un grupo sobre los demás, menos aún la voluntad de una sola persona sobre todos los ciudadanos.

 

6. La democracia implica que la soberanía la tienen los ciudadanos y por lo mismo los que sean elegidos deben gobernar para todos y con todos los ciudadanos, respetar la división de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial, y las instituciones que son parte de la democracia, como también respetar el estado de derecho. Por eso es importante la consciente participación en la elección de quienes serán nuestros representantes en el gobierno.

 

No basta dar el voto para hablar de participación ciudadana

 

7. Un pueblo que crece en democracia entiende que su participación no puede consistir solamente en dar un voto el día de las elecciones. La democracia se da cuando hay conciencia de la responsabilidad de los ciudadanos ante el bien común buscado entre todos. Una ciudadanía participativa es fundamental para el desarrollo social, pues no es raro descubrir que algunos que buscan el voto de los ciudadanos tienen como prioridad sus propios intereses particulares, luego los intereses del grupo que los respalda, después los del partido al que dicen pertenecer y por último podrán estar los intereses y necesidades del pueblo, cuando debía ser todo en el orden contrario, de tal manera que estando en el poder terminan haciendo no lo que el pueblo quiere, sino lo que les indica alguien que está por encima de ellos con poder político o con poder criminal.

 

8. Se hace pues necesario que los ciudadanos, a través de organismos civiles, vigilen, supervisen y se informen de las acciones de aquellos que eligieron como representantes, para que éstos actúen conforme a lo que la sociedad les pidió o presentaron como programa de gobierno, y pedirles rendición de cuentas; sin embargo, en nuestro país, un buen porcentaje de la población apenas se conforma con dar el voto, pero no participa en organismos civiles que ayuden a construir una sociedad mejor, aportando, desde el diálogo de las diferentes visiones, aquello que ayude a superar los desafíos comunes como la violencia, la falta de salud, la pobreza, la mala educación… Por el contrario, como señala el Papa Francisco: “por diversos caminos se niega a otros el derecho a existir y a opinar, y para ello se acude a la estrategia de ridiculizarlos, sospechar de ellos, cercarlos. No se recoge su parte de verdad, sus valores, y de este modo la sociedad se empobrece y se reduce a la prepotencia del más fuerte. La política no es así una discusión sana sobre proyectos a largo plazo para el desarrollo de todos y el bien común…”[4]

 

Sin verdadera formación cívica se debilita la construcción de una sociedad democrática

 

9. Una ciudadanía participativa supone ciertamente un buen grado de formación cívica que fortalezca no sólo la identidad y la pertenencia a un país, sino también que promueva de diversas formas la importancia de los deberes y derechos, de valores fundamentales como son la dignidad de todo ser humano, el respeto, la tolerancia a las posturas diversas y la capacidad de diálogo para que la participación social pueda ser verdaderamente democrática. “El auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro aceptando la posibilidad de que encierre algunas convicciones e intereses legítimos”.[5] Todo esto supone procesos de formación en todos los niveles educativos, para no huir de la realidad refugiándonos en mundos privados, ni enfrentar la realidad con violencia destructiva.[6]

 

10. Se trata, pues, de participar mirando el futuro para construir la sociedad que soñamos para las generaciones que vienen. Todos somos responsables del presente y del futuro, cada uno desde nuestro campo de acción, por eso invitamos a todos a votar con alegría, libertad y responsabilidad y a seguir participando de distintas maneras para que los desafíos de hoy nos hagan conscientes que necesitamos darnos la mano unos a otros a fin de superarlos entre todos. Tengamos en cuenta que los partidos son, como lo dice la palabra, solamente una parte. No son el todo. Por eso, esperamos que después de las elecciones no queden pueblos, comunidades o familias divididos, pues el todo siempre será mejor que la parte.

 

11. Pedimos al Señor que la luz que procede del Espíritu de la Verdad ilumine a quienes se proponen como candidatos en este proceso electoral, a fin de que se realice con honestidad y respeto, sin intervenciones que dañen la convivencia pacífica de nuestros pueblos, y que nos conceda gobernantes que se comprometan a realizar el bien común. Intensifiquemos en estos días nuestra oración pidiendo a la Santísima Virgen de Guadalupe que interceda ante su Hijo, por este pueblo suyo, para que, uniendo nuestros esfuerzos, avancemos juntos hacia un futuro mejor y sigamos sintiendo su amor maternal que ha acompañado el caminar de nuestra patria.

 

Los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Guadalajara


 

 

+ José Francisco Card. Robles Ortega

Arzobispo de Guadalajara

+ Marcelino Hernández Rodríguez

Obispo de Colima

+ Luis Artemio Flores Calzada

Obispo de Tepic

Juan Gabriel Rodríguez Campos, Pbro.

Administrador Diocesano de Aguascalientes

+ Rafael Sandoval Sandoval, mnm

Obispo de Autlán

+ J. de Jesús González Hernández, ofm

Obispo de El Nayar

+ Oscar Armando Campos Contreras

Obispo de Ciudad Guzmán

+ Jorge Alberto Cavazos Arizpe

Obispo de San Juan de los Lagos

+ Juan Manuel Muñoz Curiel, ofm

Obispo auxiliar de Guadalajara

+Héctor López Alvarado

Obispo auxiliar de Guadalajara

+ Manuel González Villaseñor

Obispo auxiliar de Guadalajara

+ Eduardo Muñoz Ochoa

Obispo auxiliar de Guadalajara

+ Engelberto Polino Sánchez

Obispo auxiliar de Guadalajara



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