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Memorias de la esplendidísima coronación

de la milagrosa imagen de Nuestra Señora de Zapopan

6ª parte

Fray Luis del Refugio de Palacio[1]

 

Compuestas con la redacción propia de los textos judiciales

pero precisamente gracias a eso,

aquí se da cuenta de forma precisa e insuperable de

las etapas que hicieron posible la coronación pontificia

de Nuestra Señora de Zapopan.[2]

 

ii

He aquí las primeras peticiones

 

·      De la Comisión Provincial al Señor Arzobispo

 

Habiendo el Venerable Discretorio del extinto Colegio de María Santísima de Zapopan, en 28 de agosto de 1902, determinado la Coronación de la Venerable antiquísima Imagen de Nuestra Señora del mismo título, se dieron algunos pasos en orden a las remotas prevenciones; y, después, siendo guardián del mismo Apostólico Seminario el Muy Reverendo Padre Fray Rafael del Sagrado Corazón de Jesús Hernández, se presentó, acompañado de una comisión nombrada del seno del mismo Venerable Cuerpo, ante el Ilustrísimo Arquidiocesano Señor Licenciado Don José de Jesús Ortiz, de santa memoria, pidiéndole se dignara acceder a nuestra solicitud en este intento, y coadyuvar con su valiosa autoridad para alcanzarlo de la Santa Sede.

El mismo Prelado, aprobando el pensamiento y ofreciendo bondadosamente secundarlo, sólo objetó la crisis monetaria que entonces se dejaba sentir en nuestro país, y aconsejó se difiriese para tiempo más favorable.

En seguida, antes de concluir el trienio de su gobierno el referido Superior de Zapopan, fue nuestro Colegio de Misiones refundido en la provincia minorita que se había de llamar de los Santos Francisco y Santiago; y testigo el Muy Reverendo Padre Definidor actual de toda la Orden y Comisario General de estas partes, Fray José María Bottaro, del excepcional culto y cariño de que es objeto la precitada Venerable Imagen, e impuesto de sus circunstancias de antigüedad y prodigios incesantes, y noticioso del intento de coronarla, hizo reunir el Consejo Provincial, en el cual se decretó de nuevo en 15 de octubre de 1909 el promoverlo y llevarlo a cabo con la posible eficacia. Y al efecto se nombró comisión de entre los mismos Padres Consiliarios para que entendiese en los necesarios arreglos.

Con este fin pasó de nuevo dicha comisión ante el Ilustrísimo Señor Arzobispo y le expuso su objeto. El Ilustrísimo Señor Ortiz pidió la breve y necesaria historia que había de acompañar las preces, y en el acto mismo se acordó que se formase, quedando por así las cosas.

Esta historia que por varias dificultades no había podido salir a luz hasta hace muy poco tiempo, tenemos ahora la alta honra de presentar a Vuestra Señoría Ilustrísima y Reverendísima y a la vez suplicarle, humilde y encarecidamente, se digne formular las preces de deben enviarse a Roma, a nombre primeramente de Vuestra Señoría Ilustrísima y Reverendísima y, en segundo lugar, a nombre también de esta extensa provincia franciscana de los Santos Francisco y Santiago, que abarca en su comprensión al estado de Jalisco,[3] cuya entidad en el momento de constituirse en Estado Libre y Soberano proclamó y reconoció a Nuestra Señora de Zapopan Patrona o Protectora Universal, haciendo resaltar, si a Vuestra Señoría Ilustrísima y Reverendísima pareciere bien esta muy atendible circunstancia, ya que debía el Estado indudablemente aún tomar la iniciativa; y así sería, fuera de duda, a no estar nuestro infortunado país[4] trabajado por las nefandas sociedades secretas, para que, supuesto esto mismo, por conducto de nuestro Reverendísimo Padre Procurador de la Curia Romana fuesen elevadas hasta el solio de Nuestro Santísimo Padre el Señor Benedicto xv, y Su Santidad se digne decretar la tan suspirada y de tan largo tiempo deseada coronación de esta Imagen por mil títulos venerable:

 

·      que trajo la fe a estas tierras, conducida por su primer apóstol,[5]

·      que pacificó a los indios cuando amenazaban destruir totalmente la obra de la conquista y la evangelización de todo lo que ahora es México;

·      que ha sido el remedio aun con milagrosas circunstancias, debidamente comprobadas, según el rigor del [Concilio] Tridentino, desde 1653, de todas las necesidades de la comarca;

·      que tan singularmente ha favorecido la Metrópoli y Sede de Vuestra Señoría Ilustrísima, ahora tristemente huérfana por el destierro de su Pastor,

·      cuya ciudad, mediante ambos Cabildos, la tiene jurada por su especial Patrona contra rayos, tempestades y epidemias, y cuyo creciente y actual culto, veneración y aprecio, nadie mejor que Vuestra Ilustrísima podrá testificar con haber intervenido en las últimas ruidosas y de todo punto excesivas manifestaciones, de que apenas habrá escasos ejemplos en los fastos marianos.

 

Y aunque por altos juicios de Dios, cuya mano justiciera pesa  de un modo terrible sobre este nuestro infortunado Estado, no son ahora los tiempos bonancibles y favorables a una tal celebración, con todo:

El remedio que anhelamos para males tantos y que reconocemos con el sentir unánime de la Católica Iglesia no poderlo obtener por otra intervención que la de la Madre de Misericordia y Reina de la de la Paz, nos hace demandar esta señaladísima gracia, haciéndonos intérpretes y solidarios de todo el pueblo zapopano, guadalajarense y jalisciense en general, doblemente confiados en que la Reina Poderosa de los Celestiales Ejércitos nos lo remediará, movida primeramente por este heroico esfuerzo de fe y piedad, y por los votos que hacemos de reconocernos sus especialísimos hijos y vasallos; y de seguida, como natural consecuencia, se presentará ya pronta y favorable la ocasión de ofrecerle una corona real y el imperio de nuestros corazones.

En todo lo que recibiremos gracia y favor, constándonos que aún son mayores, si cabe, los deseos santos de Vuestra Señoría Reverendísima en este particular, cuya vida conserve el Dios Óptimo Máximo y prospere para bien de esta desolada Iglesia, que le vea ¡cuanto antes! presidirla en persona.

Guadalajara, a 8 de diciembre de 1918

 

 

Fray Antonio Salazar, comisario provincial

 

Fray Nicolás Fernández, consiliario

Fray Juan C. Gallegos

Fray José Uriarte, presidente de Zapopan

Fray Luis del Refugio de Palacio, consiliario y secretario



[1] Franciscano tapatío (1868-1941), compuso una copiosa bibliografía, inédita casi toda, con temas historiográficos relacionados con los Hermanos Menores.

[2] Paleografía: Aldo Mendoza Serrano.

[3] En el original dice Xalisco.

[4] Aparece en el manuscrito tachada la palabra “suelo” antes de “país”.

[5] Alusión directa a Fray Antonio de Segovia.





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