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Libro de Visita de fray Antonio Alcalde, 1776.

24ª parte

 

 

He aquí una semblanza de la vida sociorreligiosa

del granero de San Luis de Colotlán,

el fértil cañón de Tlaltenango,

entre la sierra de Morones y la de Atolinga,

en el último tercio del siglo xviii,

y al todavía riquísimo mineral de Bolaños.[1]

 

 

Visita al pueblo de Tlaltenango[2]

 

En el día martes veinte y tres de abril de mil setecientos setenta y seis años, como a las seis horas de la mañana, salió Su Señoría Ilustrísima en prosecución de su actual y general visita de dicho pueblo de Colotlán para el de Taltenango, acompañado del bachiller don Antonio Gómez, Cura propio y Vicario Juez Eclesiástico de dicho pueblo, para el de Taltenango, que dista diez leguas, y a la raya de ambos curatos salieron a cumpli–//–mentar a Su Señoría Ilustrísima el bachiller Domingo Cavero y Castro, Cura Propio y Vicario Juez Eclesiástico del de Taltenango y otras personas eclesiásticas y seculares, quienes le acompañaron hasta llegar a él, y habiéndole recibido el citado Cura en la puerta de la Iglesia conforme a lo dispuesto por el Ritual Romano, entró en ella, dio su bendición al pueblo después de haber hecho oración y luego se retiró a la pieza destinada para su hospedaje y habitación.

En el pueblo de Taltenango en veinte y cuatro de abril de mil setecientos y setenta y seis años, ante Su Señoría Ilustrísima y Reverendísima el Señor Maestro don fray Antonio Alcalde del sagrado Orden de Predicadores, Obispo de Guadalajara, Nuevo Reino de la Galicia y de León, del Consejo de Su Majestad, etcétera, mi Señor; // estando en su actual y general visita, compareció el bachiller don Manuel Saínes de Santiago, Cura en encomienda y Vicario Juez Eclesiástico del Real y Minas Santa Rosa María de Alburquerque, a efecto de ser visitado conforme a lo mandado por Su Señoría Ilustrísima en los despachos que libró por cordillera, para lo cual presentó sus títulos de Cura en encomienda y Vicario Juez Eclesiástico del expresado Real y Minas de Santa Rosa, con las instrucciones hechas por el Ilustrísimo Señor doctor don Juan Gómez Parada, de buena memoria, despachados en debida forma, los cuales dio Su Señoría Ilustrísima por visitados y pasados en esta visita general, y mandó se le devolviesen originales para su resguardo, a quien se le devolvieron.

Presentó los libros parroquiales de su administración en que se asientan los que se bautizan en la iglesia parroquial, y asimismo los que se casan // y entierros, y reconocidas sus partidas por menor desde la última visita hasta la presente se hallaron en conveniente forma, y en ello proveyó Su Señoría Ilustrísima los autos que tuvo por convenientes,

 

Libro de Gobierno [Al margen]

 

Presentó igualmente el libro de Gobierno de dicho su Curato, en que se copian los edictos, cartas pastorales y otros despachos superiores, un testimonio del Arancel de Real de Minas y una copia de las Constituciones Sinodales de este Obispado, lo cual dio Su Señoría Ilustrísima por visitado por estar en la forma debida, y mandó que del citado arancel se ponga una copia autorizada en la iglesia parroquial de aquel Curato para que todos sus feligreses vean lo que deben pagarle por sus obvenciones.

 

Padrón 1 121 personas en 282 familias [Al margen]

 

Asimismo presentó el padrón de sus feligreses de confesión y comunión, y una relación // de las haciendas, ranchos y puestos de que se compone su feligresía, con expresión de las distancias y vientos en que se hallan respecto de la cabecera, y número de personas y familias que las habitan, y según el resumen constante al pie del padrón componen el número de mil ciento veinte y una personas, en doscientos ochenta y dos familias; y mandó Su Señoría Ilustrísima que quedándose con una copia del padrón que formare en cada un año, remita los originales a la Secretaría de Cámara y Gobierno de Su Señoría Ilustrísima, como se previene en la décima de las constituciones sinodales de esta Diócesis.

Juntamente presentó los libros y cuentas de la fábrica espiritual de aquella iglesia parroquial, que se empezó a pagar y corrido a su cargo desde 1º de marzo del año pasado de setecientos sesenta y cinco, y reconocidas por menor, purificados los hierros que // en las sumas se advirtieron, resulta tener del recibo 1 407 pesos, 7 reales, por lo que alcanza a la fábrica en 270 pesos, 3 reales, de que hizo cesión y voluntaria donación, representando haber juntado de limosnas trescientos pesos para el Santísimo Sacramento, y respecto de no tener aquel Curato cofradía ni legado alguno con que ayudarse para los gastos precisos y estar la citada iglesia parroquial con necesidad de su pronto reparo en su fábrica material, por lo cual se le pidió se le aplicasen los referidos trescientos pesos para gastarlos en la referida iglesia; y dándole Su Señoría Ilustrísima las gracias por la remisión que hizo del alcance que hizo a la fábrica, aplicó los referidos 300 pesos para que se componga y repare la iglesia de lo que necesitare, llevando el citado Cura la cuen–//–ta y razón correspondiente para darla cuando convenga; y le encargó continuase con el esmero y actividad con que hasta aquí, poniendo sus cuentas por menor y con toda individualidad y distinción de número y precios para su mayor inteligencia.

Igualmente presentó las licencias de decir misa y asimismo de predicar, confesar y administrar sacramentos en lengua castellana pertenecientes al bachiller don Vicente de Herrera y Cordero, clérigo presbítero domiciliario de este Obispado y Teniente de Cura del expresado Real, y por estar corrientes y refrendadas en conveniente forma, las dio Su Señoría Ilustrísima por visitadas y pasadas en esta visita general, como también las de decir misa en las capillas de las haciendas nombradas el Carrizal y San Martín, sitas en aquella jurisdicción, mandando // se use de ellas según su expresión y forma por el tiempo de la voluntad de Su Señoría Ilustrísima y sin perjuicio del derecho parroquial.

            Don Esteban Polanco presentó su título de Notario Público del mismo Real, despachado y refrendado en conveniente forma, el cual se dio asimismo por visitado y pasado en esta visita general.

Y mandó Su Señoría Ilustrísima que se observe lo prevenido en los autos de visita de los Ilustrísimos Señores Obispos sus predecesores en cuanto a que a los enfermos de fuera de la cabecera se les administre por viático en el rural el Santísimo Sacramento de la Eucaristía sin que sea necesario que lo pidan cuando llamaren; y también en cuanto a que no se permita a ningún eclesiástico secular o regular diga misa en enramada; y que // así el actual Vicario como sus sucesores cuiden de cobrar y recaudar la limosna correspondiente a las misas de cuarta funeral de testamentos o memorias, las cuales por derecho tocan a la Mitra, y la importancia de lo que colectare lo remita oportunamente a manos de Su Señoría Ilustrísima, para que a su satisfacción se manden celebrar. Y para el cumplimiento de todo lo contenido en este auto, mandó Su Señoría Ilustrísima se le notifique al Cura y se ponga testimonio de él en su libro de Gobierno, así lo proveyó, mandó y firmó.

 

Fray Antonio, Obispo de Guadalajara [rúbrica]

 

En el pueblo de Taltenango a veinte // y cuatro de abril de mil setecientos setenta y seis años, Yo el Notario Mayor y de visita, notifique el auto el auto que antecede al bachiller don Manuel Saínes de Santiago, Cura en encomienda y Vicario Juez Eclesiástico del Real de Santa Rosa María Alburquerque; quien entendido de su contenido, dijo lo oye, obedece y que cumplirá con lo que se le manda, y lo firmó, de que doy fe.

 

Manuel Saínes [rúbrica]

 

Blas de Silva [rúbrica]

Notario Mayor



[1] Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara, Sección Gobierno, Serie Visitas Pastorales, ff. 265r – 269v, aquí señaladas cada una con //, caja 6. La versión paleográfica es del licenciado en historia Antonio Gutiérrez Cruz.

[2] Población y cabecera municipal en el confín sur de Zacatecas, a 1697 metros sobre el nivel del mar en promedio, habitada por más de 32 mil almas. Su toponimia –por situarse en un cañón entre dos serranías– significa en náhuatl “tierra amurallada”: ’tlal-tlali (tierra), pa (‘en’ o vocativo de lugar) y ko (que ha terminado pronunciándose go, muralla), ahora con los apellidos “Sánchez Román”, en recuerdo de los de un caudillo liberal que ni siquiera nació allí. Fue al principio pueblo de indios, pero viéndose a la vuelta de pocos años rodeado de estancias de ganado mayor y menor en las márgenes del río que lleva su nombre, terminó siendo Alcaldía Mayor.



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