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Características humanas, jurídicas y éticas del diputado constituyente

Gabriel Gallo Álvarez[1]

 

El 6 de marzo del año en curso de 2020, el Arzobispo de Guadalajara

creó la Comisión Central Hacia la Nueva Constitución de Jalisco (cchncj),

uno de cuyos cometidos ha de ser alentar la participación

de los católicos de su Provincia Eclesiástica.

Eso expone aquí uno de los miembros de dicha Comisión

 

Introducción

 

No es fácil definir el perfil de un diputado constituyente; diría en mis palabras que se trata de una persona de cualquier género –como reflejo de la compleja realidad social– con capacidades para controlar y conducir, obedecer y mandar su existencia mediante valores de todo tipo, personales, éticos, sociales y políticos, plasmados en un proyecto de vida inteligente, exitoso, resiliente y socialmente sustentable que den cuerpo a un noble liderazgo muy necesario, ya que se trata de que elija exitosamente un modelo de vida social, ético, económico y político inserto en un proyecto de vida colectivo inteligente, sensible, ético sistemático, audaz, sustentable, aglutinador, armonioso por pacifista, deseable para la mayoría de la sociedad dentro del cual su propio proyecto vital individual embone espontáneamente, sin roces ni fricciones de ninguna naturaleza.

También deberá tener una buena capacidad disruptiva respecto de los vicios que afectan a la sociedad actual, como la corrupción, la intolerancia, la falta de compromiso social.

También, como sostiene Mauricio Merino,

 

a esto debe añadirse que se trata (el Estado local) de una institución fundada –principalmente– durante la vigencia del régimen autoritario. Esto quiere decir que no hay en los gobiernos locales, ni tampoco en el Federal, la costumbre de la participación social ciudadana, ni de la institucionalidad diseñada para cobijar, a un tiempo, la deliberación pública, la negociación transparente y la eficacia. Las instituciones se diseñaron para el gobierno de una sola persona, no de muchos celebrando acuerdos.[2]

 

Además de lo anterior, se debe agregar la contradicción de la cultura política de los mexicanos, que combina una lógica autoritaria con un nuevo empuje democratizador, pero todavía son pocos los que realmente se interesan por conocer y participar en el régimen democrático.

Lo anterior nos coloca ante una de las patologías más que evidentes en una sociedad como la nuestra, que ha perdido el sentido comunitario a cambio de privilegiar el narcisismo individualista, tan proclive al consumo pero tan torpe si de alcanzar consensos mínimos para una convivencia profunda, honesta, limpia se trata, y menos por mala voluntad que por vicios anclados en el rebote de una presión cultural como la que nos ha modelado, ahora con la vuelta de tuerca de los medios electrónicos, que con tanta facilidad seducen, atrapan y cautivan.

De los signos de alerta que rebasan lo tolerable en el tema que nos ocupa, hay uno que se ha de evitar a todo trance. Lo denominamos aquí el de “los adictos al poder”, según lo analiza y describe José Antonio Mariñas, según el cual, a partir de una base tan endeble y frágil como es la de que tiene una necesidad general y excesiva de que se ocupen de él, le lleva a comportamientos que pueden pasar de la sumisión a la adhesión y al temor de separación. Esto resulta evidente a partir de estos datos:

 

1.- Tiene dificultades para tomar decisiones cotidianas si no cuenta con un excesivo aconsejamiento y reafirmación por parte de los demás;

2.- Necesidad de que otros asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su vida;

3.- Tiene dificultad para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la pérdida de apoyo o aprobación.

4.- Tiene dificultades para iniciar proyectos o para hacer las cosas a su manera (debido a la falta de confianza en su propio juicio o en sus capacidades más que a una falta de motivación o de energía).

5.- Va demasiado lejos, llevado por su deseo de lograr protección y apoyo de los demás, hasta el punto de presentarse voluntario para realizar tareas desagradables.

6.- Se siente incómodo o desamparado cuando está solo, debido a sus temores exagerados a cuidar de sí mismo.

7.- Cuando termina una relación importante, busca urgentemente otra relación que le proporcione el cuidado y el apoyo que necesita.

8.- Está preocupado de forma no realista por el miedo a que lo abandonen y tenga que cuidar de sí mismo.

9.- Es fácilmente herido por las críticas y la desaprobación.[3]

 

No aspiramos a ser psiquiatras de los candidatos, pero sí gestores de una necesidad imperiosa: la de tomar en cuenta y evaluar su personalidad de forma objetiva.

Es un reto grande, sí, pero también un estímulo, más si consideramos que fue en el Estado de Jalisco donde comenzó en México la transición política, que fue el primero en votar una Constitución y el que más oferta política ha subsumido a raíz del cambio en una generación de tres colores políticos a cargo del ejecutivo estatal, no se diga en el municipal.

 

***

Un ideal del diputado constituyente sólo puede asumirlo quien sea apto para hacer suyo un proyecto constitucional que refleje el anhelo de una sociedad inteligente, madura, seria y resiliente, empapado del principio de la otredad, según el cual si el otro tiene éxito, automáticamente produce mi éxito individual y familiar, y de la reciprocidad o compromiso social. Siguiendo a José Antonio Marina,

 

el hombre es a la vez un poder constituyente y un poder constituido. El origen de sus creaciones y el efecto de esas mismas creaciones. Tomemos el caso de la palabra. Una especie muda creó el lenguaje y el lenguaje recreó la especie. Ahora no podemos pensar sin palabras y no podemos explicarnos cómo sin ellas pudieron nuestros antepasados inventar el lenguaje. Ocurre lo mismo con la libertad. Nuestra historia es el glorioso y arriesgado paso del determinismo animal a la libertad humana. La historia, pues, de una liberación.[4]

 

Emulando la figura del monarca o de la divinidad, por esencia, una constitución primero condensa y luego dispersa el poder sobre la ciudadanía. Incluso en un Estado no confesional, el poder constituyente dimana de una transferencia de los poderes individuales o personales de tal manera que ellos compran mi idea apropiándosela, no imponiéndola. Las leyes que logran esa característica son aceptadas como reglas propias de conducta y por lo tanto son eficaces y eficientes.

Citando de nuevo al mismo autor, José Antonio Marina, por poder personal entendemos “la facultad de hacer y de actuar, el sistema de las fortalezas personales, la figura más originaria del poder, el origen de todas las demás”. Y abunda:

 

Llamaré poder personal a esta capacidad de hacer. Es un poder íntimo, fundante, constituyente, que puede fijarse objetivos distintos y metas diferentes. Puede sentirse interesado sólo en su propia obra, en la perfección de sus capacidades, en la superación personal (motivación de logro) o puede poder influir en los demás, atraerlos a su proyecto, utilizar su energía para ampliarlo, o simplemente, dominar (motivación de poder). El poder personal se bifurca por ello en un poder autorreferente, personal, dirigido a sí mismo, ensimismado (también llamado monástico), y un poder social, transeúnte, dirigido a los demás (también llamado poder político).[5]

 

O sea, debemos buscar la personalidad carismática, que se siente en posesión de fuerzas extraordinarias, fuera de lo común, para que lo transfiera a las normas constitucionales que va a instituir, sin perder de vista que al final del viaje todos buscamos un destino ético, pero no como lista de prohibiciones, sino como anhelo de superarnos a nosotros mismos, como una inteligente creación de la raza humana, para aprender a volar y para mantener en vuelo resiliente nuestras más elevadas aspiraciones de libertad, de solidaridad, de paz con nosotros mismos y con los demás, tal y como lo propone el Evangelio.

 

I.               Requisitos internos

 

1.    Sexo

Parte del principio de igualdad, y así lo hace suyo, con el principio de paridad, la Ley Reglamentaria del 117bis.

 

2.    Edad

La Ley en comento establece un piso mínimo de 21 años y sin techo máximo de edad, lo que interpreto en el sentido de que inteligentemente aprovecha la experiencia de los adultos mayores.

Más que el dato matemático, es importante clasificar a las diferentes generaciones que deben estar presentes en el Constituyente, ya que se trata de un proyecto legislativo que mandará sobre el presente y el futuro de la población Jalisciense.

·      Los de más edad sin ser seniles pertenecen ya a la última generación de los que fueron engendrados o vivieron ya en la etapa de la posguerra del último gran conflicto de la humanidad, que concluyó en 1945, razón por la cual se nos apoda como los del Baby Boom.

A los de esta generación nos habría tocado ser testigos de una era de gran impulso social, económico y político, en parte debido a una estabilidad social –como en México lo fue, entre 1876 y 1911, la paz porfiriana–, aun a despecho de la llamada Guerra Fría, que confirió al conocimiento científico, a la economía y a la política, en ese rango jerárquico, lo que terminó siendo una suerte de cultura plana, sin grandes disrupciones y con parámetros tales que durante cinco décadas se pudo mantener de pie y casi inamovibles. A quienes formamos parte de ese Jalisco exitoso, la vida se nos está acabando, pero no los arrestos para capitalizar aún esta carga existencial.

·      Nuestros hijos pertenecen a otra generación; la X, cuestionada en su tiempo porque inicia su desarrollo precisamente en el momento de disrupción de la civilización occidental, en la década de los sesentas; por lo tanto, se trata de los rebeldes sin causa, llenos de comodidades desconocidas para los de la generación inmediata anterior. Ellos liban de nuestro progreso y conocimiento, así como de la naciente tecnología; no saben si escribir con letra palmer o script, sin embargo aspiran al conocimiento a una velocidad impresionante y hoy son el puerto seguro, la fuerza que ha consolidado a Jalisco como la primera potencia del país, por su gran número y creatividad.

·      Sus hijos forman la generación del milenio; son tecnología pura; la fuente de conocimiento que sustentó a dos generaciones ha desaparecido; hoy brillan las mentes de silicón; en su celular traen más información que la biblioteca universal.

 

Hacia esa generación y la de nuestros bisnietos, llamada Y, regirá la nueva Constitución.

Es muy importante, junto con estos datos, tomar en cuenta que la cultura occidental, un tanto aislada de las otras hasta bien entrado el siglo pasado, y que dominó con solvencia a las demás, ha entrado en un proceso acelerado de extinción, lo cual implica que quienes regirán el presente y el futuro inmediato serán los miembros de la nueva cultura globalizada que –como ahora la pandemia del coronavirus– tiene ante sí un horizonte sin fronteras, sin género, sin nacionalidad ni religión.  

Esta generación, en lugar de recurrir a los libros o a nuestra experiencia, recurren a google; el problema es ¿quién está detrás de esa aplicación; quién selecciona los datos y con qué valores en juego? Simplemente lo que más se repita y a juicio del controlador del programa, sin que podamos intervenir en las reglas de ese juego internacional, que no tiene alma ni espíritu.

 

3.    Proyecto de vida

Más allá de la edad de los posibles constituyentes, debemos estar muy atentos a su proyecto vital; ser humano es una condición que identifica y distingue en la creación; se trata de un mudo que inventó el lenguaje, que domina los factores reales de poder de la naturaleza cada vez más en su beneficio (y otras tantas en su propio perjuicio).

Mil canciones caben hoy en un chip de un centímetro.

Pero lo que más lo distingue es la capacidad de construirse a sí mismo; comienza obedeciendo y concluye mandándose a sí mismo y al medio ambiente físico que lo rodea. Los proyectos inteligentes son aquellos de naturaleza tal que embonan en el tejido social, como nuestra abuelas y madres tejían nuestros chalecos, sin ningún punto zafado o forzado; es consecuencia de nuestro conocimiento de que solos no podríamos tener los benefactores actuales, casi ningún satisfactor es producido por el propio consumidor; en eso se basa la teoría de la otredad ya mencionada antes, y sustento ético de la humanidad.

 

4.    Manejo de crisis

Es de primera importancia elegir líderes exitosos que sepan manejar, conducir, utilizar, la crisis actual como palanca para la evolución hacia estadios superiores, hacia una ética colectiva. En lo personal, pienso que todos, o al menos la mayoría, tenemos idealmente un proyecto ético, hasta que éste se enfrenta a la fuerza bruta del diario, de lo cotidiano. En ese punto casi todos desfallecen.

La resiliencia, en la actualidad, es tal vez uno de las mayores atributos que debemos perseguir, entendida como la capacidad de resistir la adversidad, de esperar los diez segundos necesarios para que las emociones, especialmente las negativas, pasen de la amígdala a la neocorteza frontal. A eso se refiere el Papa Francisco cuando dice que estas generaciones no saben esperar. Se trata de no perdernos el bosque por sólo observar el árbol

 

5.    Manejo del poder

El empoderamiento sólo se aprecia en la acción. Acción resiliente de dominarnos a nosotros mismos, de influir en los otros vendiéndoles nuestra acción como si fuera de su autoría, saber escuchar y también obedecer.

 

II.              Requisitos externos

 

1.    Legales

En su mayoría se han construido negativamente; así pues se trata de puras prohibiciones, lo cual no es la mejor manera de desarrollar el interés en el tema.

De acuerdo con el artículo 9 de la Ley Reglamentaria del artículo 117 Bis de la Constitución Política del Estado de Jalisco, son requisitos para el Diputado Constituyente:

 

I.-Ser ciudadano mexicano en pleno ejercicio de sus derechos políticos y civiles; estar inscrito en el Registro Federal de Electores y contar con credencial para votar vigente;

 II.-Tener cuando menos veintiún años de edad el día de la elección;

 III.-Ser nativo de Jalisco o avecindado legalmente en él cuando menos los dos años inmediatos anteriores al día de la elección;

 IV.- No ser Consejero Electoral o Secretario Ejecutivo del Consejo General del Instituto Electoral del Estado; ni Magistrado del Tribunal Electoral del Estado, ni pertenecer al Servicio Profesional Electoral Nacional, a menos que se separe de sus funciones hasta siete días hábiles después a la publicación de la Convocatoria;

 V.- No ser director, Presidente, Secretario o Consejero Distrital o Municipal de los Consejos Distritales o Municipales Electorales del Instituto Electoral, a menos que se separe de sus funciones hasta siete días hábiles después de a la publicación de la Convocatoria;

 VI.- No ser Presidente o Consejero ciudadano de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, a menos que se separe de sus funciones hasta siete días hábiles después a la publicación de la Convocatoria;

 VII.- No ser Presidente o Comisionado del Instituto de Transparencia e Información Pública del Estado, a menos que se separe de sus funciones hasta siete días hábiles después a la publicación de la Convocatoria;

 VIII.- No estar en servicio activo en el Ejército Nacional, ni tener mando en la Policía o en cuerpos de seguridad pública en el distrito en que se pretenda su elección, cuando menos hasta siete días hábiles después a la publicación de la Convocatoria;

 IX.- No ser Secretario General de Gobierno o quien haga sus veces, Secretario del despacho del Poder Ejecutivo, Fiscal Estatal, Fiscal Especial en materia en Delitos Electorales, Procurador Social, Magistrado del Supremo de Justicia, del Tribunal de Justicia Administrativa, integrante del Consejo de la Judicatura del Estado o Magistrado del Tribunal de Arbitraje y Escalafón; a no ser que se separe del cargo hasta siete días hábiles después de a la publicación de la Convocatoria;

 X.- No ser Juez, Secretario de Juzgado, Secretario del Consejo de la Judicatura del Estado, Presidente Municipal, Regidor, Síndico, Secretario de Ayuntamiento o titular de alguna Dependencia de recaudación Fiscal de la Federación o del Estado en el distrito por el cual se postule, a menos que se separe hasta siete días hábiles después a la publicación de la Convocatoria;

 XI.-No ser miembro del Sistema Estatal Anticorrupción, a menos que se separa hasta siete días hábiles después a la publicación de la Convocatoria; y

 2. En caso de haberse desempeñado como servidor público, acreditar que cumplió con la obligación de presentar declaración de situación patrimonial, siempre y cuando esté obligado, en los términos de ley.

 

            Ese casuismo exagerado sólo puede traer la presencia de lagunas por las que se filtren personajes no contemplados, como por ejemplo los integrantes de la justicia oral, los secretarios de las salas, todo el Poder Judicial de la Federación, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, ya que somos tierra de juristas y hay muchos jaliscienses al servicio de la Federación en las diferentes ramas del saber, que van a estar en ventaja frente a los servidores públicos del estado de Jalisco.

 

2.    Ambientales o sociales

Jalisco cuenta con una cierta regularidad social, con excepciones en el sur, con alguna población de origen nahua, y al norte con los pueblos wirárika y cora, por lo que la propia Ley Reglamentaria del Artículo 117 Bis de la Constitución Política del Estado resuelve el asunto del origen estableciendo una cuota para dichas poblaciones, y por ende los constituyentes deberán responder a dicha cultura ancestral y hermosa que mucho puede enseñarnos en valores y propósitos altruistas, particularmente el respeto por la naturaleza y a sus ancianos.

 

3.    Patrimoniales

Como la consecuencia normal de una vida bien proyectada y ordenada es el reunir patrimonio, es deseable que los constituyentes cuente con un patrimonio suficiente que les permita dedicar tiempo a cultivarse y a las cuestiones sociales, como la que son tema de éste trabajo

 

4.    Académicos

La mejor fórmula es la combinación de ciudadanos con experiencia de vida, o sea, adultos mayores, con otros con antecedente universitario, sin importar la edad, ya que siendo la experiencia una forma de conocimiento, todos, universitarios o no, la reconocen como fuente formal de conocimiento científico.

 

Guadalajara, Jalisco

29 de marzo del 2020



[1] Tapatío (1947), abogado y doctor en derecho, fue Magistrado del Tribunal Federal Electoral, presidente de la Sala Regional Guadalajara del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

[2] Cfr. La transición votada, México, Fondo de Cultura Económica, 2003, p. 29.

[3] Cf. La pasión por el poder, Barcelona, Anagrama, 2008, pp. 57ss.

[4] Op. cit., p.136

[5] Ibíd., pp. 28ss.



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