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Serie de Ilustrísimos Señores Obispos de la Santa Iglesia de Guadalajara Francisco Antonio Lorenzana[1]
Al tiempo de la preparación del iv Concilio Provincial Mexicano, el arzobispo de México, don Francisco Antonio de Lorenzana, hizo publicar el texto de los dos anteriores concilios en una paradigmática edición, modelo en su género, y no satisfecho con eso, a modo de apéndice de la obra, el episcopologio de cada una de las Iglesias particulares bajo su jurisdicción, entre ellas la de Guadalajara, del que se ofrece una trascripción, dado que se trata de los primeros recuentos de esta naturaleza después del Teatro eclesiástico de la primitiva Iglesia de las Indias Occidentales de Gil González Dávila, publicado en 1649, el germen más antiguo de la protohistoria impresa de esta Iglesia particular.[2]
La ciudad de Guadalajara, cabeza del reino de la Nueva Galicia, fundada por Nuño de Guzmán, uno de los primeros conquistadores de esta Nueva España, tomó nombre de su patria, la antiquísima ciudad de Guadalajara en Castilla, en el año de 1531; en ella está la santa iglesia Catedral erigida en 31 de julio de 1548, y dedicada en honor de María Santísima, y del glorioso apóstol Santiago, como su titular y patrono, y se llamó por esto Compostela, según consta en la Bula que empieza: Super specula Militantis Ecclesiae, y después se trasladó a Guadalajara. Reconoce el Obispo de esta diócesis por su Metropolitano al Arzobispo de México, por Bula de la Santidad de Pío v, desde el año de 1570, y con el que al presente sabia y prudentemente la gobierna. Cuenta veintiocho prelados que la han ennoblecido. · El primero nombrado para este Obispado fue el Muy Reverendo Padre fray Antonio de Ciudad Rodrigo, en la provincia de Extremadura la Alta, y uno de los doce varones apostólicos que vinieron a fundar la del Santo Evangelio de México, y segundo provincial de ella, que, habiendo pasado a España a negocios de su religión, fue electo prelado de esta Iglesia, cargo que renunció su humildad, y restituido a México, falleció en 13 de septiembre de 1553, y está sepultado su cuerpo en el Convento Grande de aquella Corte. · El Ilustrísimo Señor don Juan de Barrios, natural de la ciudad de Sevilla, vino a este reino destinado por Su Majestad por protector de indios, y en premio del celo con que desempeñó este empleo, le presentó para este Obispado, de que no tomó posesión por haber fallecido antes de consagrarse. · El Ilustrísimo Señor don Pedro Gómez Maraber, natural de la ciudad de Granada, fue varón muy apostólico, anduvo siempre en la visita de su Obispado, en la que convirtió muchos indios a nuestra Santa Fe, y en el pueblo de Tlajomulco redujo a su cacique, que bautizó poniéndole su nombre y apellido (del cacique descienden los indios maraberes, que hasta hoy duran en el dicho pueblo). Falleció lleno de méritos en esta ciudad en año de 1552, y está sepultado su cuerpo en esta Santa Iglesia. · El Ilustrísimo Señor Doctor fray Pedro de Ayala, del Orden de Nuestro Padre San Francisco, natural de la ciudad de Guadalajara en Castilla. Fue electo para este Obispado en 28 de agosto de 1555, como consta de la Real Cédula que se halla en el libro primero de los cabildos de esta Iglesia en la foja 85. Asistió al Concilio segundo Provincial, y lo suscribió como Obispo de Jalisco el año de 1565; puso la primera piedra de esta Santa Iglesia Catedral, y falleció por septiembre del año de 1569. Nota: En la foja 28 del libro 1 de cabildos consta que en 26 de abril de 1555 fue nombrado don Bartolomé de Rivera, Deán de esta Santa Iglesia, para que fuese a México a asistir al Concilio que había de dar principio el día de San Pedro y San Pablo, y este Concilio es el primero, y al que facilitó el señor Ayala el segundo, no reputando por tal el que celebraron los padres de San Francisco el año de 1524, compuesto de diecinueve religiosos, cinco clérigos, cinco seculares juristas y presidido del Venerable Padre fray Martín de Valencia. · El Venerable Ilustrísimo Señor don Francisco de Mendiola, natural de la ciudad de Valladolid, oidor de esta Real Audiencia de Guadalajara. Fue electo Obispo de esta Santa Iglesia en 10 de mayo de 1571, como consta de su Cédula, que se halla en el tomo 1 de los Cedularios del Cabildo, y en el que se celebró el día 7 de diciembre de dicho año se le dio posesión del Obispado; fue muy piadoso con los pobres, repartiéndoles cuanto tenía sin reservar aun su propia cama, que alguna vez llevó sobre sus hombros para alivio de un indio enfermo; fabricó en esta ciudad un colegio para niñas, que hoy es el convento de religiosas de Santa María de Gracia; y en el libro 2 de Cabildos a foja 98 vuelta, consta que falleció estando en la visita en la ciudad de Zacatecas el día 24 de abril de 1576, se sepultó sin embalsamar en el presbiterio de la iglesia parroquial, y a los 23 años, en el de 1599, se sacó su cuerpo incorrupto, le colocaron en un cajón forrado de terciopelo y le dejaron insepulto en la capilla de la Santísima Virgen, de donde el Canónigo don Juan de Ortega pretendió trasladarlo a esta catedral, y resistiéndolo los de la ciudad de Zacatecas, se valió de Juan López de Ortega, clérigo de menores órdenes, quien una noche rompió el cajón, sacó el cuerpo, le puso en una caja y cargó en una mula, y distando la de Zacatecas más de setenta leguas de esta ciudad, en sólo aquella noche llegó con el cuerpo, el que puso en un arca en el altar mayor de Nuestra Señora del Rosario; todo lo cual consta del sermón que predicó don Miguel Núñez de Godoy, Canónigo de esta Santa Iglesia, el día 18 de septiembre de 1699, en las honras que en dicho día celebró al Señor Mendiola el Ilustrísimo Señor don Felipe Chávez de Galindo, Obispo de esta Diócesis, con ocasión de haber colocado el cuerpo en el arca de tres llaves en que hasta hoy se admira incorrupto después de 192 años. El Ilustrísimo Señor don Manuel de Mimbela, Obispo de esta Santa Iglesia, practicó diligencias para formar la causa de la beatificación de este venerable prelado, que se hallan en la Secretaría de Gobierno de este Obispado. · El Ilustrísimo Señor don fray Domingo de Arzola, del sagrado Orden de Predicadores, Vicario General y visitador por su religión de las provincias del Perú y Nueva España; fue natural de Mondragón, y presentado para este obispado el año de 1579, trajo a esta ciudad para fundar a los dominicos y jesuitas; asistió al concilio mexicano tercero el año de 1585; falleció estando en la visita de su Diócesis, en el pueblo de Atoyac, en el día 15 de febrero de 1590. · El Ilustrísimo Señor don fray Juan de Trujillo, del Orden de San Gerónimo, fue presentado para este Obispado en 23 de julio de 1591, estando el Rey en Badajoz; no llegó a tomar posesión. · El Ilustrísimo Señor don fray Pedro de Suárez de Escobar, natural de Medellín en la Extremadura, del Orden de san Agustín de la provincia del Nombre de Jesús en México, electo el mismo año de 1591, falleció antes de consagrarse ni venir a este Obispado. Fue varón de singular literatura, como lo justifican los varios libros que compuso, con los títulos de Escala del paraíso, Silva de perfección evangélica, Reloj de príncipes y sobre los Evangelios de todo el año.[3] · El Ilustrísimo Señor don Alonso Fernández de Bonilla, natural de la ciudad de Córdoba, fiscal del Tribunal de la Inquisición de México y Deán de aquella Santa Iglesia Metropolitana. Obispo de ésta de la Nueva Galicia, de donde fue enviado por visitador de la Real Hacienda de Lima en el reino del Perú, y estando en ella, presentado para Arzobispo de México en 15 de mayo de 1592, murió el dicho en dicha ciudad de Lima en el de 1596. · El Ilustrísimo Señor don Francisco Santos García fue natural de Madrigal, Inquisidor de México y Chantre de aquella Santa Iglesia Metropolitana, tomó posesión de este Obispado el día 9 de junio de 1597, vivió muy enfermo, y habiendo pasado a México a curarse, falleció en aquella ciudad, de donde fue trasladado su cuerpo a ésta su Santa Iglesia. Fundó en dicha Corte de México el Insigne Colegio de Santa María de Todos Santos, con las constituciones y privilegios del Mayor de Santa María de Todos Santos, con las constituciones y privilegios del Mayor de Santa Cruz de Valladolid, de donde fue meritísimo alumno. · El Ilustrísimo Señor don Alonso de la Mota, natural de México, hijo de don Antonio de la Mota y Escobar y de doña Francisca de Orduña y Luyando. Fue Cura de la Parroquia de Chiapa, a quien por esto le quedó el título de Chiapa de Mota; pasó a España y vino de Deán de Michoacán, y de allí pasó al deanato de Puebla y después al de México, en cuyo tiempo profesó estrecha amistad con el Venerable Gregorio López; no aceptó el Obispado de Nicaragua, a que le presentó el Señor Felipe ii. Fue electo Obispo de esta Santa Iglesia, que aceptó, y visitó todo su Obispado; y en el año de 1601 pacificó a los indios bárbaros de la serranía de Topía, enviándoles su mitra y anillo en señal de paz, ínterin podía pasar a verlos; tomó el camino y fue recibido de estos infieles con particular amor, y los redujo a nuestra Santa Fe, y los liberó de los españoles que pretendían hacerles guerra. Fue promovido al Obispado de la Puebla el año de 1607. En el Obispado de Michoacán fundó el hospital de Santa Fe del Río, el hospital de Pátzcuaro y el Colegio de San Nicolás; en esta ciudad de Guadalajara dio licencia a los padres dominicos para que fundasen su convento, el que antes era hospicio, encargándoles el gobierno de las monjas de Santa María de Gracia; en el año de 1605, que juró a San Martín por patrono de esta ciudad contra los alacranes y hormigas, que abundan muchísimo, hizo el día del Santo fiesta de guardar; en el de 1606 concedió licencia para fundar a los Padres de San Juan de Dios, y en este mismo año, que se dividió la provincia de franciscanos de Jalisco de la de Michoacán, predicó el sermón en su primer capítulo, que se celebró en esta ciudad, donde se eligieron provinciales para una y otra provincia. Últimamente en la ciudad de la Puebla, que le mereció prelado, fundó el Colegio de San Ildefonso de jesuitas; dotó muchas huérfanas y capellanías, donó a su Iglesia Catedral en alhajas y ornamentos más de 500 pesos, y lleno de méritos y virtudes falleció en aquella ciudad el día 16 de marzo de 1625. · El Ilustrísimo Señor don fray Juan del Valle, natural de San Miguel de Aragón, Arzobispado de Burgos, del Orden del gran Padre San Benito, abad del monasterio de Valladolid, presentado para Obispo de esta Iglesia el año de 1607, por promoción del Ilustrísimo Señor Mota a la de Puebla; visitó la mayor parte del Obispado y experimentaron sus súbditos su ardiente caridad; se volvió a España, donde renunció esta dignidad y murió en la Corte de Madrid el año de 1620, dejando a esta su Iglesia por heredera de unos juros que hasta hoy percibe; está sepultado en el coro del monasterio de San Benito de Valladolid, adonde fue trasladado del de San Martín de Madrid, como consta del epitafio que está sobre su sepulcro. · El Ilustrísimo Señor don Francisco de Rivera, natural de Alcalá de Henares, doctor teólogo y catedrático de aquella universidad, del sagrado Orden de Nuestra Señora de la Merced, provincial de la provincia de Castilla; trigésimo octavo General de su religión. Fue electo Obispo de esta Santa Iglesia, por renuncia del Señor del Valle, el año de 1618; trajo a esta ciudad los religiosos de su orden y les fundó su convento; formó el arancel para los curatos por el que se gobiernan hasta el día de hoy; gobernó este Obispado doce años, y fue promovido al de Michoacán, despidiéndose del Cabildo de esta Santa Iglesia el día 12 de julio de 1630, como consta del Auto de dicho día; murió en Valladolid, capital de aquella provincia, el día 2 de septiembre de 1638. En su tiempo se dividió este Obispado y se erigió el de Durango en 14 de marzo de 1621. · El Ilustrísimo Señor don Leonel de Cervantes Carvajal, natural de México, Arcediano de Santa Fe, Provisor y Vicario General de su Arzobispado, comisario del Santo Oficio y de la Cruzada, fue presentado para el Obispado de Santa María el año de 1620, promovido para el Obispado de Santa Marta el año de 1620, promovido al de Cuba el de 1625, y a éste de Guadalajara el de 1631, y últimamente al de la Santa Iglesia de Oaxaca en 21 de septiembre de 1635, como consta del Auto de Cabildo de dicho día, en que se despidió, y en el último año, pasando para su Obispado, murió en la ciudad de México, y fue sepultado en el convento de San Francisco de dicha Corte, en el sepulcro de los Cervantes. · El Ilustrísimo Señor don Juan Sánchez Duque de Estrada, natural de Santa Cruz, junto a Talavera de la Reina, Arzobispado de Toledo; hijo de padres muy pobres, colegial del Mayor de Cuenca, Cura de Foncarral, Canónigo de la Iglesia colegial de San Justo y Pastor de Alcalá; catedrático de Sagrada Teología de aquella universidad, fue presentado a este Obispado en 22 de diciembre de 1637, según el Auto de Cabildo de dicho día, y murió el 12 de noviembre de 1641; expiró echado sobre una cruz de ceniza con grande espíritu de humildad. · El Ilustrísimo Señor don Juan de Colmenero, natural de la Villa de Budía, Obispado de Sigüenza, colegial del Mayor de San Ildefonso de Alcalá, catedrático de artes en su universidad, Canónigo Magistral de Ciudad Rodrigo, electo Obispo de Nochera en el reino de Nápoles, que renunció; Magistral de Sigüenza, fue presentado para este Obispado, del que tomó posesión el día 30 de octubre de 1646. Llevó a la Puebla al venerable señor Palafox para retribuirle a su silla, por lo que el Virrey conde de Salvatierra libró Real Provisión con apercibimiento de las temporalidades, para que dentro de un día natural, sin entrar en México, se viniese a su Obispado; consagróle en Valladolid el Ilustrísimo Señor don fray Marcos Ramírez de Prado; entró en esta ciudad el día 24 de diciembre de 1647; en su visita redujo muchos indios a nuestra Santa Fe, y en el Nayarit, sólo por convertir a cuatro infieles que vivían en un profundo valle, se hizo descolgar con soga por peñascos inaccesibles, y logró el fin de convertirlos y bautizarlos; fue el primer Obispo que entró en el reino de León entre los indios bárbaros, y fundó la misión de Río Blanco, y procuró que los religiosos de San Francisco fuesen a fundar otras misiones, con lo que se ha conseguido convertir todos los bárbaros de aquel reino. Fue constante defensor de la inmunidad de la Iglesia, por lo que toleró muchos trabajos; igualmente perseguido por haber intentado que en las Doctrinas de los religiosos con título de Guardianes se percibiesen los emolumentos de los curatos, porque no podían corregirse los excesos, disculpándose los curas con sus superiores. Estas persecuciones le obligaron a salir de la ciudad y a retirarse al Rincón de Frías (término de este Obispado y del de Valladolid) donde vivió veintidós meses en una pobre choza, hasta que vinieron Cédulas de Su Majestad en que se declararon a su favor todos los pleitos. En este tiempo escribió un comento a los libros de Severino Boecio De consolatione, y restituido a esta ciudad falleció el día 8 de septiembre del año de 1663. Todo lo cual consta de un sumario breve de su vida que escribió su secretario don Tomás Muñoz de Maraza; y por la veneración que tuvo esta ciudad a tan venerable prelado, se colgó su sombrero de la cornisa de esta Santa Iglesia, y fue el segundo, por haber sido el primero el del Ilustrísimo Señor don Francisco de Mendiola. · El Ilustrísimo Señor don Francisco Berdín y Molina, Canónigo Penitenciario, Provisor y Vicario General de Murcia. Tomó posesión de este Obispado el día 2 de junio de 1666, y se despidió de este Cabildo para Valladolid, donde fue promovido en 17 de marzo de 1674, como consta de los Autos de Cabildo de dichos días; y en el de su despedida donó a esta Iglesia Catedral muy ricos ornamentos, como consta de dicho Auto. Murió en Valladolid el año de 1675. · El Ilustrísimo Señor don Manuel Fernández de Santa Cruz, natural de la ciudad de Palencia en Castilla la Vieja, colegial del Mayor de Cuenca en Salamanca, Canónigo Magistral de Segovia, escribió tres tomos de Antilogías. Fue electo Obispo de Chiapa el día 5 de abril de 1672, a los 35 de su edad, y antes de salir de Cádiz fue promovido a este Obispado de Guadalajara; se consagró en la ciudad de México el día 24 de agosto de 1675; fue recibido en esta Santa Iglesia el día 29 de septiembre de 1675, como consta del Auto de Cabildo; en la visita de su Obispado se internó en la provincia de Coahuila, cuyos indios comenzaban a convertirse, y a este fin contribuyó mucho lo ardiente de su celo. Por el mes de julio de 1676 fue promovido al obispado de la Puebla, donde hizo varias fundaciones que recuerdan la memoria de tan gran prelado, como son la casa de recogidas, dos colegios para niños, el convento de Santa Mónica, el Seminario de infantes para el coro de su Iglesia; renunció el Virreinato y Arzobispado de México, y en el año de 1693, hasta el Obispado de la Puebla, que obtenía, aunque el señor don Carlos ii no permitió se le admitiese la renuncia; falleció estando en la visita en el pueblo de Tepejojuma el día 1º de febrero de 1699. La vida y virtudes de este Ilustrísimo la escribió el Reverendo Padre Maestro fray Miguel de Torres, de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, con el título de Dechado de príncipes eclesiásticos, impreso en Madrid el año de 1722. · El Ilustrísimo Señor don Juan de Santiago Garabito, natural de la Villa de Palma, en la Andalucía, colegial Mayor de Cuenca en la ciudad de Salamanca, catedrático de Filosofía en aquella universidad, Canónigo Magistral de Badajoz, electo Obispo de Puerto Rico y promovido a esta Santa Iglesia el año de 1677, de que tomó posesión el día 7 de enero de 1678; ya consagrado, entró en la ciudad el 22 de mayo del mismo año, según los Autos de Cabildo de dichos días; visitó todo su Obispado, entrando a las misiones de los bárbaros del Reino de León y provincia de Coahuila. Padeció mucho por la defensa de los fueros e inmunidades eclesiásticas; pero la justicia de sus defensas la manifestó el Supremo Consejo en todas las resoluciones favorables a su dignidad; falleció el día 11 de julio de 1694, y hasta hoy dura el buen olor de sus virtudes y se admiran en la vida que escribió el padre Miguel Castilla en un tomo cuarto, impreso en México año de 1698, que intituló Espejo de ejemplares obispos. · El Ilustrísimo Señor don fray Felipe Galindo y Chávez nació en el puerto de la Vera-Cruz a poco tiempo de desembarcados sus padres. Tomó el hábito de religioso en el convento de Santo Domingo de México, fue Prior de su convento y de los de Vera-Cruz y de San Luis de Puebla, Provincial de su provincia, misionero apostólico, redujo a nuestra Santa Fe a los indios de Sierra Gorda, en la que fundó ocho misiones, y los conventos de Sombrerete, Querétaro y San Juan del Río; nombrado Obispo de esta Santa Iglesia, de que tomó posesión el día 6 de marzo de 1696, hizo la sacristía, oficinas de la contaduría y concluyó la lonja de la Catedral; donó a su Iglesia el sagrario de plata que hoy tiene, y un vaso de oro con piedras preciosas para el depósito del Jueves Santo; fundó el Colegio Seminario de esta ciudad, dotó sus cátedras y le dio su librería; visitó dos veces el Obispado, internándose hasta las misiones de Coahuila, y falleció el día 7 de marzo de 1702. · El Ilustrísimo Señor don Diego Camacho y Ávila, natural de Badajoz, colegial Mayor de Cuenca, doctor teólogo y catedrático magistral de dicha ciudad de Badajoz, su patria; predicador de Su Majestad. Arzobispo de Manila en las islas Filipinas, de donde pasó a Prelado de esta Iglesia; tomó posesión el día 24 de marzo de 1707, y falleció en la ciudad de Zacatecas el día 19 de octubre de 1712. · El Ilustrísimo Señor don fray Manuel de Mimbela, del Orden de Nuestro Señor San Francisco, natural de Fraga en el reino de Aragón, vino de misionero apostólico a la provincia de Zacatecas, donde fue lector de Sagrada Teología y Guardián dos veces de su convento. Volvió a España de Procurador General de las provincias de Indias y Filipinas, y fue electo Obispo de las Santas Iglesias de Panamá y Oaxaca, y promovido a ésta de Guadalajara, de que tomó posesión el día 19 de noviembre de 1714, y falleció en el día 14 de mayo de 1721. · El Ilustrísimo Señor don Pedro Tapis, natural de la Villa de Andozilla en el reino de Navarra, hijo de don Pedro Tapis y de doña Ana García. Abad de la iglesia parroquial de Santa María del Burgo de la ciudad de Alfaro. Vicario general de dicha ciudad y partido de Ágreda en el Obispado de Tarazona. Obispo de Durango en la Nueva Vizcaya desde el año de 1711, consagrado en Zacatecas el día 3 de febrero de 1715 por el Ilustrísimo Señor Mimbela, falleció en la dicha ciudad de Durango el día 13 de abril de 1722; se le expidió la Cédula de Obispo de esta ciudad de Guadalajara el día 16 de abril de dicho año, tres días después de su muerte. · El Ilustrísimo Señor don fray Juan Bautista Álvarez de Toledo, de la Orden de Nuestro Padre San Francisco, natural de la ciudad de San Salvador en el arzobispado de Guatemala, hijo de don Fernando Álvarez de Toledo y de doña Juana del Castillo, presentado para el Obispado de Chiapas el año de 1708 y el de 1714 al de la dicha ciudad de Guatemala, donde fundó el convento de religiosas de Santa Clara de su Orden, el colegio de Propaganda fide de religiosos observantes, y una caja para mujeres recogidas. Fue promovido a esta Santa Iglesia el día 2 de julio de 1723, que renunció por su ancianidad y enfermedades; murió el año de 1726. · El Ilustrísimo Señor don Nicolás Carlos Gómez de Cervantes, natural de México, hijo de don Juan Leonel de Cervantes y de doña María de la Cadena, de nobilísimas familias de aquella ciudad, colegial del Mayor de los Santos, doctor en Sagrados Cánones, catedrático de Clementinas y jubilado en la de Decreto en aquella Universidad. Cura del Sagrario de la Metropolitana, medio racionero y Canónigo de ella, visitador de las colecturías y notarías de dicha ciudad. Electo Obispo de Guatemala el año de 1723 y promovido a ésta de Guadalajara el de 1725, del que tomó posesión el día 23 de abril de 1727. Visitó todo el Obispado e hizo la mayor parte del convento de religiosas de Jesús María, e igualmente donó crecidas sumas para la construcción de la de Santa Mónica. Falleció el día 6 de noviembre de 1734. · El Ilustrísimo Señor don Juan Gómez de Parada, natural de la ciudad de Compostela en esta Diócesis de Guadalajara, hijo de don Ginés Gómez Valdés y de doña María Ana de Parada y Mendoza, colegial del Mayor de Santos de México, doctor teólogo y catedrático de Filosofía en la Universidad de Salamanca, canónigo de la Metropolitana de México por cuyo Cabildo fue enviado a España con gravísimos negocios el año de 1716. Fue electo Obispo de Yucatán, donde celebró un concilio diocesano; pasó al Obispado de Guatemala el año de 1729 y allí fabricó el convento de religiosas Capuchinas, fue promovido a esta Santa Iglesia y tomó posesión el día 2 de diciembre de 1735; construyó de nuevo los magníficos Colegio Seminario y el de Niñas que llaman de San Diego, visitó la mayor parte del Obispado y falleció el día 14 de enero de 1751. · El Ilustrísimo Señor don fray Francisco de San Buenaventura Martínez de Tejada Díez de Velasco, natural de la ciudad de Sevilla, religioso recoleto de Nuestro Padre San Francisco; lector de Filosofía y Sagrada Teología, guardián del convento de Nuestra Señora de Loreto de dicha ciudad, Obispo auxiliar de Cuba, con el título de Trícali; construyó y adornó la iglesia parroquial de San Agustín de la Florida (donde residió) costeándola de su corta renta, privándose de lo necesario a su dignidad y aun a su sustento. En el año de 1745 fue promovido al Obispado de Yucatán, donde visitó toda su diócesis, y últimamente a éste de Guadalajara, del que tomó posesión el día 23 de junio de 1752. Varón verdaderamente religioso y penitente, se mantuvo siempre desnudo, sin más vestido que su hábito de sayal grueso y unas medias o polainas de lo mismo, muy poco en la comida y moderado en su familia, gastando toda su renta en los pobres y obras públicas, concurriendo a cuantas había en la ciudad y obispados. Adornó la iglesia de Nuestra Señora de Zapopan, le construyó las dos torres y le dio muchas alhajas de plata y preciosos ornamentos; edificó tres magníficos puentes en las tres barrancas que hay en el camino, para facilitar que fuese más frecuentado aquel devoto santuario; visitó dos veces todo el Obispado, la mayor parte a caballo y con cortísima familia; siempre llevó a las visitas gran provisión de ornamentos y vasos sagrados para vestir las parroquias pobres, y concurrió a la construcción de muchas. Entró no sólo al reino de León y provincia de Coahuila, sino a las distansísimas de Texas, en donde contrajo la enfermedad de que murió el día 20 de diciembre de 1760. · El ilustrísimo señor don Diego Rodríguez Rivas de Velasco, natural de Río Bamba en la provincia de Quito, en el reino del Perú; hijo del señor don Francisco Rodríguez Rivas, Presidente de la Real Audiencia de Guatemala, y de la señora doña Teresa de Velasco, doctor en ambos Derechos por la Universidad de Alcalá, colegial del insigne de los Verdes; Arcediano titular de la Santa Iglesia de dicha ciudad de Guatemala, enviado por su Cabildo a la Corte de Madrid a gravísimos negocios; fue presentado para el obispado de Comayagua en el año de 1751, en donde edificó un magnífico palacio episcopal, y en el de 1762 fue promovido a esta Santa Iglesia, de que tomó posesión en el día 12 de septiembre de 1763; hizo su entrada pública en la ciudad el 23 de febrero de 1764 y actualmente gobierna con acierto su diócesis.[4] [1] Francisco Antonio de Lorenzana y Butrón nació en León de España el 22 de septiembre de 1722 y murió en Roma el 17 de abril de 1804. Ordenado presbítero en 1751, fue electo Obispo de Plasencia en 1765, Arzobispo de México y de Toledo, en consecuencia, primado de España, y Cardenal desde 1779. Se le recuerda como historiador, liturgista y humanista ilustrado. [2] Cf. Concilios provinciales primero y segundo, celebrados en la muy noble y muy leal ciudad de México presidiendo el Illmo. y Rmo. Señor D. Fr. Alonso de Montúfar, en los años de 1555 y 1565, dados a luz por el ilustrísimo señor don Francisco Antonio Lorenzana, obispo de esta santa metropolitana iglesia, México, imprenta del Gobierno del Dr. don Joseph Antonio, 1769, pp. 336-349. [3] [Tomás de] Herrera, Alfabeto Agust[iniano]. [4] Don Diego Rodríguez de Rivas falleció el 11 de diciembre de 1770, de modo que no pudo participar en el iv Concilio Provincial Mexicano. En lugar suyo fue electo Obispo de Guadalajara quien a la sazón lo era de Yucatán y en calidad de tal acudió a la sobredicha asamblea. La obra que aquí nos ocupa dice de él lo que sin duda es el primer esbozo biográfico impreso del siervo de Dios: Yucatán: El ilustrísimo señor don fray Antonio Alcalde nació en 15 de marzo de 1701 de padres honestos y piadosos, que lo fueron José Alcalde e Isabel Barriga, en la villa de Cigales del Obispado de Valladolid, en Castilla la Vieja. El año de 1717 tomó el hábito de Santo Domingo en el insigne convento de San Pablo de dicha ciudad, y fue lector de Artes, maestro de estudiantes y lector de Sagrada Teología por espacio de 26 años, cuyos ejercicios tuvo en varios conventos de estudios generales de aquella provincia, en cuyo tiempo se ejercitó no menos en la escolástica que en la predicación; fue graduado de Maestro el año de 1751, Prior de los conventos de la ciudad de Zamora y del de Jesús María de Valverde, en que se observó con estrechez la regla y constitución de su Orden conforme a su primitiva fundación, en que perseveró nueve años, al fin de los cuales, por disposición de su Reverendísimo Padre General, fray Juan Tomás de Boxadors, que se hallaba en España llamado de Su Majestad, fue electo y confirmado por Prior del convento de la ciudad de Segovia, adonde no fue por haber sobrevenido al mismo tiempo la gracia de Su Majestad en que le presentaba para este obispado de Yucatán, cuya Real Cédula recibió en 18 de septiembre de 1761, y puesta en las manos de dicho Reverendísimo, fue compelido a aceptar; se le despacharon sus bulas en 29 de enero de 1762; se consagró el día 8 de mayo de 1763 en Cartagena de las Indias, tomó posesión en 1º de agosto de dicho año; actualmente le gobierna, y Dios le conceda sus luces para el acierto (pp. 366-367). |