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Circulares

 

Circular 20/2013

 

Falleció el señor presbítero don Francisco Javier Amaral Cruz

A los miembros del presbiterio diocesano:

Les saludo cordialmente y deseo que el Señor Jesús los conserve siempre alegres en su ministerio sacerdotal.

Me encomienda el eminentísimo señor cardenal don José Francisco Robles Ortega, notificarles que el señor presbítero don Francisco Javier Amaral Cruz, ha dejado este valle de lágrimas para comenzar a gozar de la vida eterna, como nos lo recuerda el apóstol: “Aquel día, Dios enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado” (Ap. 21, 4)

El señor presbítero don Francisco Javier Amaral Cruz nació en Guadalajara, Jalisco, el 3 de noviembre de 1933, ingresó al Seminario de Guadalajara en 1955y posteriormente continuó sus estudios en el Seminario de Montezuma, Nuevo México, Estados Unidos donde recibió la ordenación sacerdotal el 26 de marzo de 1966. Desempeñó su ministerio sacerdotal como vicario de El Salvador, Jalisco, Zapotlanejo, Mater Nostra; El Calvario, San Miguel del Espíritu Santo, San Lucas y Nuestra Señora de la Esperanza, además fue párroco de San Vicente de Paúl y Nuestra Señora de la Esperanza. Fue asesor diocesano de la U. C. M. y estuvo como adscrito a Nuestra Señora del Rosario, en Atemajac del Valle, Zapopan. Desde el 31 de mayo de 2010 residía en el Trinitario Sacerdotal, donde falleció el pasado 26 de mayo del 2013.

El Padre Francisco Javier Amaral Cruz, fue un sacerdote sencillo, trabajador, responsable, abnegado, ejemplar, fiel y cumplido en los trabajos a él encomendados, buen compañero, prudente y dedicado al ministerio, cultivó una espiritualidad fuerte y bien definida, atento a su crecimiento espiritual y el de las comunidades a él confiadas. Sobrellevó con fe y paciencia su larga y penosa enfermedad.

Que Cristo resucitado, reciba en la asamblea de los santos, a nuestro hermano sacerdote Francisco Javier y le permita participar del banquete eterno de su reino.

            Guadalajara, Jalisco, a 27 de mayo del 2013

Javier Magdaleno Cueva, Pbro.

Secretario Canciller

 

Circular 21/2013

 

Jornada Mundial de la Caridad del Papa. Óbolo de San Pedro.

A los miembros de la Iglesia diocesana:

Les envío un afectuoso saludo, y deseo que la alegría y la paz de Jesucristo, el Señor, estén con todos ustedes.

Por medio de la presente quiero recordarles que con el cristianismo nace la práctica de ayudar materialmente a quienes tienen la misión de anunciar el Evangelio, para que puedan entregarse enteramente a su ministerio, atendiendo especialmente a los menesterosos, así lo testifica la Palabra de Dios (cf. Hch 4,34; 11,29).

Por ello, quiero recordar un hecho de significativa importancia: Los anglosajones, tras su conversión, a finales del siglo viii, se sintieron tan unidos al obispo de Roma que decidieron enviar de manera estable una contribución anual al Santo Padre. Así nació el Denarius Sancti Petri (limosna a san Pedro), que pronto se difundió por los demás países europeos y se llamaría luego el óbolo de San Pedro.

Los pontífices anteriores han prestado ya una particular atención al Óbolo como una forma de apoyo de los creyentes al ministerio de los sucesores de san Pedro al servicio de la Iglesia universal. El Papa Juan Pablo ii, por ejemplo, lo había expresado así: “Conocéis las crecientes necesidades del apostolado, las exigencias de las comunidades eclesiales, especialmente en tierras de misión, y las peticiones de ayuda que llegan de poblaciones, personas y familias que se encuentran en condiciones precarias. Muchos esperan de la Sede Apostólica un apoyo que, a menudo, no logran encontrar en otra parte. Desde esta perspectiva, el óbolo constituye una verdadera participación en la acción evangelizadora, especialmente si se consideran el sentido y la importancia de compartir concretamente la solicitud de la Iglesia universal”(Círculo de San Pedro, 28 de febrero del 2003).

Los donativos de los fieles al Santo Padre se emplean en obras misioneras, iniciativas humanitarias y de promoción social, así como también en sostener las actividades de la Santa Sede. El Papa, como Pastor de toda la Iglesia, se preocupa también de las necesidades materiales de diócesis pobres, institutos religiosos y fieles en dificultad: pobres, niños, ancianos, marginados, víctimas de guerra y desastres naturales; ayudas particulares a obispos o diócesis necesitadas, para la educación católica, a prófugos y emigrantes, etcétera.

Nuestra Iglesia diocesana, siempre cercana a la Sede de Pedro, realiza esta colecta en la “Jornada Mundial de la Caridad del Papa”, el domingo más cercano al 29 de junio, solemnidad de san Pedro y san Pablo.

Exhorto a los párrocos, a los rectores de los templos, a los formadores del Seminario y a los capellanes de las casas de religiosos y religiosas, que celebren junto con sus comunidades el “Día del Papa”,el próximosábado 29 de junio, orando con cariño y amor filial por S. S. Francisco, Vicario de Cristo.        

En todas las comunidades, el domingo 30 de junio se organizará una colecta especial, que es signo de comunión con el Santo Padre y de solicitud por los hermanos más necesitados, que son socorridos por el Sucesor de San Pedro. Lo que se recabe se enviará a la Caja del Arzobispado.

Que Dios los bendiga abundantemente y a todos nos haga comprometidos discípulos en la misión de la evangelización y en la promoción humana.

Guadalajara, Jalisco, a 28 de mayo del 2013

+ José Francisco Card. Robles Ortega

Arzobispo de Guadalajara

Javier Magdaleno Cueva, Pbro.

 

Secretario Canciller

 

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