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El Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara ayer y hoy

Antonio Arias Gómez[1]

 

La necesidad pastoral de fomentar repositorios eclesiásticos que a la postre den fe del paso del Señor por la historia de una comunidad ha alentado proyectos eclesiales, como el que aquí se describe.[2]

 

Preámbulo

 

La memoria de las instituciones está constituida por sus archivos, los cuales suelen conservar primordialmente documentos históricos, que aun cuando carezcan en la mayoría de los casos de la fuerza y forma legal de los instrumentos públicos, siempre nos ofrecen un testimonio fehaciente de un hecho del pasado.

Desde los tiempos de la dominación española en los territorios que hoy forman parte de México y con mayor razón luego de su vida independiente, los archivos públicos y privados en esta parte del mundo han ido acumulado una infinidad de escritos que constituyen un valioso patrimonio a través del cual es posible reconstruir nuestra historia teniendo como base el documento, fuente primaria de los estudios e investigaciones en esta disciplina.

Una investigación académica en el campo social no puede prescindir de la consulta a los archivos, cuyos datos abrevian tiempo a quien los compila y le ofrecen un soporte de credibilidad mediante el cual sortea el desliz de las suposiciones falsas y de las hipótesis erróneas, a la vez que perfeccionan una vía para constatar hechos anteriormente descritos o analizados. Finalmente, los archivos proporcionan informes que lo mismo sirven para corroborar o refutar otros ya divulgados.

Aunque el patrimonio documental de México es amplísimo, la archivística comenzó a dimensionarse entre nosotros de forma tardía, hasta las últimas décadas del siglo XX, al calor de un proyecto complejo, el Archivo General de la Nación, gracias a lo cual se hizo evidente salvar los restos de diversos archivos, la mayor parte de los cuáles continúan en proceso de estructuración, empero, tenemos ya archivos bien organizados y de eficiente almacenamiento de datos y rescate de información está disponible para los usuarios.

 

Guadalajara, cuna de la archivística en el Occidente de México

 

Aunque fue Compostela y no Guadalajara la sede primigenia de los poderes civil y eclesiástico en la Nueva Galicia, a pocos años de haber sido fundada (1542), Guadalajara se convirtió en capital del reino (1560) y del obispado[3], concentrando la administración pública de todo el occidente novohispano. Por lo que a la diócesis respecta, su jurisdicción se extendió a un vastísimo territorio, varias veces mayor a las fronteras neogallegas. De este forma, la acumulación de documentos del los gobiernos civil y eclesiástico planteó la creación de archivos desde esta lejana época.

Los reajustes sociopolíticos del siglo xix no favorecieron una transición respetuosa de los procesos culturales, de modo que tiempo hubo, y muy largo por cierto, en el que se desdeñó y hasta de intentó borrar la memoria histórica de la primera etapa. Eso, por fortuna, se ha superado, y ahora, con sorpresa cada día mayor, se restauran los tejidos bruscamente separados por la confrontación belicosa.

Tan intenso y legítimo interés, impele ya no sólo a la organización de archivos históricos, sino también a la conformación de guías impresas y electrónicas actualizadas, respecto a los archivos abiertos al público, los repositorios que custodian, su ubicación y horario.

 

El fondo documental de la Arquidiócesis de Guadalajara

 

El Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara tiene una importancia excepcional para el conocimiento e integración de los procesos humanos en una comarca tan extensa como son, en términos geográficos nuestros, el sur de los Unidos y el norte y el noroeste de México. Posee manuscritos que se remontan al siglo xvi, los cuáles versan en torno a las más diversas materias, y aluden al complejo entramado de estructuras internas y externas creadas en su tiempo para habilitar y garantizar los fines de la Iglesia en el orden temporal y el espiritual, toda vez que España, recordémoslo, tuvo en ese tiempo, para las gestiones temporales de la evangelización, los derechos y las obligaciones derivadas de un estatuto jurídico llamado “Regio Patronato Indiano”, que no sustituía o conculcaba el ascendiente que en el orden espiritual se reconocía al primado de jurisdicción del Papa sobre toda la iglesia.[4]

En virtud del Real Patronato sobre la Iglesia, la supeditación de ésta a los dicterios de la monarquía española fue profunda, correspondiéndole al rey en cuanto monarca católico y vicario del Papa, tomar decisiones administrativas eclesiásticas: solicitar al Papa la erección de diócesis en las tierras de misión, presentarle candidatos a las sedes vacantes en sus dominios, cobrar los diezmos, erigir parroquias y conventos, etcétera.

Aludimos sin profundizar, acerca de la importancia que tuvo Guadalajara en el territorio del occidente de la Nueva España, agregado a los dominios hispanos por las huestes del expedicionario Nuño Beltrán de Guzmán, en cuyo honor se bautizó de esta forma, un conglomerado que tuvo tres asientos fallidos antes del definitivo, en el valle de Atemajac, la hoy populosa Guadalajara, que no tardó, dijimos, en suplantar como cabecera de lo civil y de lo eclesiástico, a la distante Compostela. Es más, fue el primer obispo, don Pedro Gómez Maraver más disidente que los integrantes de la Real Audiencia, los cuáles sí sentaron sus reales en Compostela hasta 1560, en tanto que el prelado, electo en 1547, gobernó su Iglesia hasta su muerte, en 1552, desde Guadalajara, imitándole su sucesor, fray Pedro de Ayala, ofm.

Fue muy enconado el litigio entre el obispo, deseoso de tener en Guadalajara la sede episcopal, y su congénere michoacano, don Vasco de Quiroga, que se opondrá de forma rotunda y tajante a ello, alegando con justa razón, la cercanía de esta ciudad con la ciénaga de Chapala, en ese tiempo el lindero natural con el obispado michoacano. Despachando el obispo Gómez Maraver en un lugar distinto al que en derecho le correspondía, el rey Felipe ii quedó como árbitro de la incómoda situación, conciliando a las partes con una decisión salomónica: “Y en lo que toca a la dicha Iglesia Catedral ordenamos, y mandamos que por agora entretanto que consultado con Su Santidad sé provea la que convenga, no se haga novedad, sino que la dicha Iglesia Catedral se esté como se está en la dicha Ciudad de Guadalajara”.[5]

            El territorio que comprendió inicialmente este obispado, hemos dicho, era enorme, ya que siendo el más septentrional de los territorios americanos de la corona española, tenía como límites al sureste el obispado de Michoacán que incluía los territorios de los actuales estados de Michoacán, Guanajuato, gran parte de Colima, y casi la totalidad de San Luis Potosí; por el oeste limitaba con el océano Pacífico, por el este llegaba al Golfo de México y hacia norte alcanzaba hasta los actuales estados de Colorado, Texas y Arizona.

Con el tiempo, de este vasto territorio se desprendieron los obispados de Durango (1620), Linares (1777) y Sonora (1779), y no se erigió ninguno más durante el periodo novohispano.

 

El archivo eclesiástico tapatío

 

El Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara (A.H.A.G.), es un archivo eclesiástico y privado. Su sede actual es un edificio histórico conocido como Casa del Ave María, situado en la esquina noroeste del cruce de las calles de Reforma y de Pedro Loza, en la zona Centro de Guadalajara.

Teóricamente, sus fondos deberían remontarse a la fecha del traslado de la sede del obispado de Compostela a Guadalajara, labor nada sencilla si se considera que aun debieron pasar muchos años antes de tener una instalación catedralicia estable, y cuando la hubo, la suerte que sufrieron esos fondos cuando los vientos anticlericales sacudieron al país, impulsados por la constitución liberal de 1857, los cuales tuvieron un coletazo posterior medianamente interrumpido a partir del armisticio entre el gobierno y los católicos de la resistencia activa del denominado movimiento cristero, en 1929.

En todos esos años, más de setenta, los fondos documentales archivísticos de la Iglesia en Guadalajara sufrieron saqueos e incuantificables pérdidas, quedando huecos cronológicos en sus series documentales, con expurgos de los cuales se ignora su cantidad y contenido. Empero, no faltaron personas que a través del tiempo se empeñaron en salvaguardar este valioso tesoro;[6]sabemos los nombres de algunos de ellos de los últimos años del siglo xix a nuestros días, encabezados por el presbítero Francisco Gutiérrez Alemán, quien gracias al contacto con estos documentos armó la publicación de un trabajo al que puso el título de “Documentos que pueden servir para la historia de la Iglesia de Guadalajara de 1908 a 1912”. A partir de 1911, contó con los valiosos oficios del presbítero don José Trinidad Laris, quien le sustituyó luego de su deceso y hasta el 13 de enero de 1963.

En la segunda década del siglo xx, figura como subdirector y administrador del Archivo el abogado tapatío José Ignacio Dávila Garibi, el cual, con el respaldo y mecenazgo del arzobispo Francisco Orozco y Jiménez, publicó trimestralmente una importante Colección de documentos históricos, inéditos o muy raros referentes al arzobispado de Guadalajara, que será el pie para un proyecto de largo aliento ya redondeado en 1961, gracias al interés del arzobispo don José Garibi Rivera, su monumental trabajo Apuntes para La Historia de la Iglesia en Guadalajara, en cinco tomos y siete volúmenes, el último de los cuáles debió redactarse de forma precipitada por los presbíteros Eucario López Jiménez, J. Jesús Jiménez López y José R. Ramírez Mercado.[7]

Don Eucario López, encargado del archivo a la muerte del padre Laris, publicó en los años 70 un Catálogo de los documentos del Cabildo Eclesiástico y un Cedulario de la Nueva Galicia; lo sucedió el canónigo J. Jesús Jiménez López, y a éste el presbítero Salvador Castañeda Medrano, a cuya heroica labor fue posible, en 1984, abrir al público, por vez primera, este repositorio, si bien confinándolo al espacio menos propicio para este uso: los sótanos de la curia diocesana, bajo el título de Archivo Semiactivo. Le sucedieron los presbíteros Jesús de León Arteaga, Ramón García Sánchez y el actual, José Alberto Estévez Chávez.

Hasta el mes de febrero del año 2001, buena parte del el acervo documental del A.H.A.G. se encontraba empaquetado en un aposento situado encima de la sacristía del Sagrario Metropolitano; lo demás, era el aludido Archivo Semiactivo. A partir de esta fecha, y con el auspicio del arzobispo Juan Sandoval Íñiguez, la licenciada Glafira Magaña Perales asesoró y vigiló el traslado del acervo a su sede actual.[8]

A ella correspondió fijar los criterios del proceso técnico para organizar el fondo, a saber: el principio de procedencia y el de orden original, aplicándolos por Fondo, Secciones, Series y Subseries eventualmente. En cuanto a la Clasificación y Ordenación, una vez hecho el traslado, se procedió a la limpieza, identificación y ubicación en contenedores por expediente y por serie. La ardua labor de catalogación apenas empieza, pero promete continuar, hasta tener catalogados la mayoría de los documentos contenidos en el acervo.

 

Las secciones del Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara

 

Este archivo, tiene tres Secciones que responden a la Curia de gobierno de la Diócesis y que son: Gobierno, Administración y Justicia, los fondos de Gobierno y Administración tienen una estrecha relación entre sí, de tal manera que es difícil separar en ocasiones los documentos de ambas y por ello son agrupados en una sola sección, con dieciséis series:

 

1.-Libros de Gobierno

2.-Libros de visitas pastorales

3.-Cartas de visitas pastorales, edictos y circulares

4.-Sacerdotes

5.-Seminario conciliar

6.-Parroquias

7.-Religiosos/as

8.-Obras asistenciales

9.-Asuntos económicos

10.-Chancillería diocesana, o Secretaría (o Correspondencia)

11.-Archicofradías, cofradías y asociaciones de fieles laicos

12.-Causas de canonización

13.-Santa Sede

14.-Conferencia del Episcopado Latinoamericano (CELAM)

15.-Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM)

16.-Otras diócesis

 

La Sección Justicia (Provisorato), abarca toda la parte jurídica de la Iglesia, sabemos que a mediados del siglo XIX los fueros eclesiástico y militar fueron abolidos y aunque los tribunales eclesiásticos, restringen su competencia a cuestiones disciplinares sin efectos civiles o de carácter coercitivo, su función continúa siendo vigente y actual.

Esta sección comprende las series de:

           

1.-Capellanías

            2.-Obras pías

            3.-Testamentos

            4.-Causa de nulidad y disolución del vínculo matrimonial

            5.-Diligencias matrimoniales.

 

En el Archivo del Arzobispado se trabaja de acuerdo con la norma ISAD G, con el nivel básico de descripción en lo que a catalogar se refiere, utilizando los puntos:

A.-Fondo (AHAG), sección (gobierno), serie (correspondencia) y subserie (cédulas reales).

B.- Asiento principal, que es el apartado donde se menciona la persona que origina el documento y a quien va dirigido.

C.-Tipo documental, se especifica qué tipo de documento es, en nuestro caso son Cédulas Reales en su mayoría.

D.-Fecha, incluye la fecha en que se originó el documento.

E.-Lugar, se refiere al sitio en que se emitió el documento.

F.-Síntesis, es un pequeño resumen del contenido del documento.

G.- Ubicación geográfica, son los datos que nos permiten ubicarlo dentro del espacio físico del archivo.



[1] Oriundo de Tala, Jalisco, médico especializado en Medicina Familiar, licenciado en Historia por la Universidad de Guadalajara, es autor de la obra Catálogo de Cédulas Reales. Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara, de cuyo Departamento de Estudios Históricos forma parte.

[2] El texto fue gentilmente redactado por su autor para las páginas de este Boletín.

[3] José Ignacio Dávila Garibi, Apuntes para la Historia de la Iglesia en Guadalajara, tomo i, editorial CVLTVRA, México 1957, 528 ss.

[4] González Escoto, Armando. Historia Breve de la Iglesia de Guadalajara. Guadalajara. UNIVA-Ars. De Guadalajara. 1998. p 14

[5] Cuarto Centenario de la Fundación del obispado de Guadalajara 1548-1948, Artes Gráficas, Guadalajara 1948, 11.

[6] José R. Ramírez, en  Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara –guión para el usuario-, Ediciones Católicas, Guadalajara 2002, 15.

[7] Op. cit. 16-17.

[8] Información proporcionada por la Lic. Glafira Magaña Perales. Directora de procesos técnicos del A.H.A.G.

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