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Manifiesto a la Nación

 

René Capistrán Garza[1]

 

El régimen actual que oprime a la Nación mexicana manteniéndola humillada bajo la férula de un grupo de hombres sin conciencia y sin honor, está sustentada sobre los principios destructores y subversivos de una política que pretende convertir a la patria en un campo de brutal explotación y a los ciudadanos en un conglomerado sujeto a la esclavitud.

Destrucción de la libertad religiosa, de la política, de la enseñanza, del trabajo de la prensa, negación de Dios y creación de una juventud atea; destrucción de la propiedad privada por medio del despojo, socialización de la fuerzas productoras del país, ruina del obrero libre por medio de organizaciones radicales; despilfarro de los bienes privados, desconocimiento de las obligaciones internacionales, tal es sustancialmente el monstruo programa del régimen actual.

En una palabra la destrucción sistemática y deliberada de la Nación mexicana aniquilando sui ser interior y concitando el odio en el exterior; el dominio implacable de un régimen bandolero sobre la población inerme, honrada y patriótica; la relación total y cínica de los derechos ajenos en todos los ordenes, políticos, cívicos, morales, económicos y religiosos. Una esclavitud férrea impuesta por las armas y el terror de los tiranos, a quienes es preciso destruir por el terror y las armas.

El santo derecho de la defensa, he aquí toda la base moral de este movimiento. A este derecho inalienable se adhiere fuertemente la conciencia nacional.

La necesidad vital de destruir para siempre los viciosos regímenes de facción para crear un gobierno nacional; la aspiración incontenible de abolir las prerrogativas de la fuerza con la fuerza irresistible del derecho de ahí toda la razón de ser este movimiento que es el impulso popular hecho realidad viva.

México, esta en la necesidad de salvarse de sus tiranos y para eso necesita destruirlos.

No es una revolución; es un movimiento coordinador de todas las fuerzas vivas del país.

No es una rebelión; es la enérgica e incontenible represión contra los verdaderos rebeldes que desafiando la voluntad popular están ejerciendo el poder.

La rebelión esta ahí en el llamado gobierno, que contra la misión propia de los verdaderos gobiernos están destruyendo el bien común. La rebelión esta en la justicia negada, en la libertad destruida, en el derecho atropellado, y es tanto más inicua y criminal esa rebelión contra la sociedad y la patria, cuanto que para legitimarla se usurpan las augustas funciones de la autoridad pública.

El pueblo de México quiere renacer definitivamente a su nación, quiere recoger el cuerpo desagarrado y palpitante reanimándolo con la sabia generosa y fecunda de una buena administración que circula por las arterias del organismo social.

México esta sojuzgado; pero vive y alienta en él una fuerte voluntad. Sus tiranos van a saber por primera vez en su vida lo que es y lo que vale un pueblo que defiende su libertad y que por ella sabe luchar y morir.

No queremos privilegios para nadie; queremos justicia para todos, libertad y garantías dentro de la libertad. He ahí el programa.

En este principio esta encerrado nuestro amplio y completo programa que se publica por separado y cuyos puntos básicos van a continuación. La hora de la lucha ha sonado. La hora de la victoria pertenece a Dios.

 

Puntos básicos del programa:

I.- Libertad religiosa y de conciencia. Independencia absoluta entre Iglesia y el Estado.

II.- Libertad de enseñanza

III.- Libertad política

IV.- Libertad de imprenta

V.- Libertad de asociación

VI.- Garantías para el trabajador

VII.- Garantías para el capital nacional y extranjero

VIII.- No retroactividad de las leyes

IX.- Respeto a la propiedad privada

X.- Justa dotación ejidal y creación de la pequeña propiedad

Se llama a las armas al pueblo y al ejército mexicano, bajo las banderas de la libertad proclamando el siguiente plan:

1º.- Se desconocen los poderes Legislativo y Judicial y Judicial de la Unión.

2º.- Se desconocen los poderes Ejecutivos, Legislativos y Judicial de los Estados. Se reconoce validez legal a los actos efectuados por el actual poder judicial en el territorio controlado por el gobierno usurpador en todo aquello que no se contradigan los principios fundamentales de este programa.

3º. Se desconocen todos los ayuntamientos de la república y durante el gobierno provisional los munícipes serán nombrados por el jefe del Poder Ejecutivo, en la ciudad de México, en el Distrito Federal y en los territorios federales y por los gobernadores de los estados en jurisdicción.

4º.- El iniciador de este plan, asumirá el cargo de jefe del Poder Ejecutivo.

5º.- El jefe del Poder Ejecutivo designara un cuerpo consultivo y nombrara el personal que integre la Secretaría de Estado y autorizara los despachos militares superiores al grado de coronel.

6º.- El encargado del control militar tendrá la función de mantener la disciplina unida y cohesión en el ejercito, concederá grados inferiores y ascensos superiores a aquel.

7º.- Queda a cargo del Gobierno Nacional Libertador la reorganización, política, económica y social del país.

8º.- Entre tanto se consuma esta reorganización y para evitar los daños de un régimen preconstitucional, se reconocen como garantías individuales las consignadas en los artículos 3, 16, 18, 19, 20, 32 y 37 de la Constitución de 1857, tales como fueron redactadas en ese año y los artículos 1, 2, 4 y 5 suprimido en el párrafo tercero desde la palabra “o de voto religioso” hasta el final de dicho párrafo, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 17, 21, 22, 23 y 24 suprimiendo en los párrafos 10, desde las palabras “o en los templos” hasta el fin de dicho articulo 25, 26, 28, 29, 30, 31, 34, 35, 36, y 38 de la Constitución de 1917.

Por lo que se refiere al artículo 27 de la Constitución, será reformada de acuerdo con los principios básicos de respeto a la propiedad privada y de la no retroactividad de las Leyes.



[1] Nació en Tampico, Tamaulipas, el 26 de enero de 1898, murió en la Ciudad de México el 15 de septiembre de 1974. En junio de 1918 fue elegido Presidente Nacional de la ACJM, liderando a partir de entonces y por más de una década, a la juventud católica de México. Orador de grandísima elocuencia y de sobrada virilidad, sufrió en carne propia los efectos perniciosos de los arreglos.

 

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