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Curso de conservación de obras de arte

y objetos litúrgicos en recintos religiosos

 

 

Mirta Insaurralde

 

 

 

Se recomienda en esta colaboración tomar algunas providencias que pueden evitar riesgos, tanto para las personas como para los objetos depositados en los templos.

 

 

Capítulo XXVII

Algunos consejos útiles para las épocas decembrinas

Durante el último mes del año gran cantidad de fieles se congrega en los recintos religiosos. En esta época de comunión y alegría, no se debe perder de vista el cuidado hacia las esculturas, pinturas y demás objetos de valor patrimonial que se alberga en los locales. Por eso es importante tomar en consideración los puntos siguientes:

 

Acumulación de personas

Como ya se ha dicho, la concentración de fieles en el interior de los templos conlleva riesgos para las obras de arte. En primer lugar, en ambientes muy concurridos la temperatura aumenta, al igual que la humedad relativa; los efectos nocivos de estos factores ya se han explicado en entregas anteriores, pero no es ocioso recordar que algunos materiales como el papel, la madera y los textiles, sufren variaciones dimensionales cuando intentan adaptarse a las cambiantes condiciones del ambiente. Cuando estos cambios son muy frecuentes, los materiales experimentan un estrés mecánico que puede llegar a causar deformaciones y hasta el rompimiento de las fibras. Es por eso que se insiste mucho en la importancia de mantener las condiciones lo más estables que sea posible. Cuando se tiene conocimiento de que habrá una gran concurrencia de personas, conviene prever una buena ventilación en el recinto, ya sea abriendo puertas y ventanas para que el aire circule, o utilizando ventiladores. La circulación del aire podría evitar la condensación de la humedad.

Además de lo anterior, cuando se acumula gran cantidad de personas también existe el riesgo de causar golpes accidentales, rozamiento o hasta la caída de objetos. Por eso es conveniente que las obras más delicadas no se encuentren al alcance de las personas o al menos que cuenten con algún tipo de barrera que impida el contacto directo.

Se debe verificar también que los bancos u otros muebles no se apoyen sobre alguna pintura mural, estuco o cualquier otra obra; incluso que en caso de que accidentalmente los muebles se muevan o caigan, esto no suceda sobre algún objeto.

 

Riesgo de incendio

Los incendios han causado gran destrucción de bienes culturales en el pasado, por eso este apartado merece nuestra especial atención. En muchos lugares y festividades es común el uso de velas y veladoras. Varios materiales son muy sensibles al calor y además son capaces de propagar el fuego muy rápidamente. No es conveniente el uso de velas ni de veladoras en el interior de los templos, y mucho menos en épocas en las que se reúne tanta gente, ya que la posibilidad de algún accidente está a la orden del día. Sería más conveniente destinar algún lugar específico que esté alejado de materiales capaces de propagar incendios para que las personas puedan depositar allí sus ofrendas. Además todos los recintos deben contar con extinguidores adecuados y con personal capacitado para utilizarlos en caso necesario.

 

Seguridad contra robos

Lamentablemente en estas épocas de gran afluencia de personas, los templos están más expuestos al robo de objetos valiosos, ya que generalmente los custodios están enfocados en el desarrollo de las festividades y prestan escasa atención al ingreso de gente. Sin embargo este asunto debe prevenirse, instalando algún sistema de sujeción a los objetos más pequeños como esculturas o pinturas. También sería conveniente designar a alguna persona como custodio o vigilante, para que pueda detectar algún movimiento extraño o incluso la falta de alguna obra. En caso de robo debe darse aviso inmediato a las autoridades. También debe controlarse el cierre adecuado de puertas y ventanas al finalizar las festividades, asegurándose de que ninguna persona extraña haya quedado en el interior.

Al finalizar esta temporada de festejos, convendrá realizar un monitoreo del recinto y de los bienes que allí se resguardan, para verificar su estado de conservación.

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